♧ Capítulo 22: Tercera noche.

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Llegué a la habitación cuando Zoro no estaba, esta era nuestra última noche y siento que no logré nada. Solo hemos discutido. Aproveché para ducharme. La Pasqui tampoco estaba, me hubiera gustado estar con ella un tiempo, es la mejor compañía, sobre todo cuando no me encuentro bien.
.-Nima.- Zoro tocaba la puerta.- han subido la cena.- No le respondí, solo por vergüenza.- ¿Quieres comer?.-
.-Mmh s-sí, sí. Ya salgo...
Unos minutos después salí con ropa ligera, una camisa grande que me cubría hasta los muslos y unos pantaloncillos que no alcanzaban a verse, mi pijama. Cuando vi la habitación, vi en la mesa la comida repartida sobre el mantel, los cubiertos y vasos en su lugar y una flor decorando el centro.
.- Zoro, ¿qué?...
.-¿Qué?.- Me preguntó serio.
.-¿Qué significa esto?
.-... Significa que tengo hambre y que quiero comer?
.-Me refiero... el mantel, las flores...
.-Prrr miaau!.- Nos interrumpió la Pasqui
.-Dónde te habías metido pilla, he llegado y no estabas.
.-Prr miau!
.-La he sacado conmigo, se puso a llorar cuando iba saliendo así que decidí llevarla conmigo.
.-Claro, y cuando yo te invito, prefieres quedarte acostada.- se fue a pasear entre las piernas de Zoro
.-Prrrr...
.-Bueno, mi gata te prefiere, lo último que me faltaba.
.-Tal vez están demasiado mimetizadas.
.-¿A qué te refieres con eso?
.-Hoy no captas ni una, niñita. Eres una Len-ta.
.-No entiendo nada.
.-Pff. Venga, comamos mejor.
Comimos en silencio, a veces cruzábamos miradas, pero más que eso no, y en parte me dolía, pero otra parte de mi lo agradecía, suficiente tenía con la charla que tuvimos anoche.
Una vez terminamos de comer, no podíamos movernos, nos quedamos en nuestros asientos reposando la comida.
.-¿Has quedado bien?
.-No.- respondí.- me he pasado. Pero es que estaba delicioso.
.-Te dije que cocinaba bien.
.-¿Qué?.- me sonrió victorioso.- No te creo. ¿De verdad has sido tú? Pero los cocineros...- Asintió con un guiño.- Roronoa, debo admitir que me has sorprendido, pero aún así me quedo con Sanji, lo siento.
.-Bah... ¿tú has empatado con él cuando cocinaste en tu casa y yo pierdo? No es justo.
.- Cocino mejor que tú, está claro.
.-Bueno...- se levantó y se acercó, demasiado.- en algo que puedas ganarme.- me sonrió muy cerca de la cara, yo estaba atónita con su gesto... ¿qué le pasa a este?.- permiso.- y alcanzó el den den mushi que estaba detrás mío para llamar y pedir que vinieran a retirar los platos. Ah... era eso. Ya me había ilusionado.
Iba a salir de aquel sitio cuando se apresuró a dejar el denden mushi en su correspondiente lugar haciendo que su brazo interrumpiera por completo mi intención, por lo que no pude moverme, no solo porque obstruyó mi paso, si no porque me dejaba perpleja la intensidad de sus movimientos, todos fríamente controlados.
.-¿A dónde vas tan apresurada?
.-Solo quería... no se... moverme.
.-¿Por qué? ¿Te incomodo?.- lo decía tan cerca mío, que sus frases se convertían en una brisa que me erizaba cada cabellito de mi cuerpo.
.-¿De qué... de qué hablas? O sea... ¿por qué me dices...
.-Yo hice la pregunta primero.
.-Zoro, ¿qué...- me interrumpió.
.-Respóndeme, ¿te incomodo?
.-...-No sabía qué responder exactamente.- E...En absoluto...
.-Me alegro.- Se acercó lentamente a mi mejilla para depositar el beso más tierno y lento que me han dado, innecesario es decir que se me aceleró el corazón y que casi se me sale del pecho.- ya me estaba sintiendo rechazado.- Dijo antes de alejarse por el sonido de la puerta. El servicio vino a retirar la loza y yo una vez más me quedé pasmada en mi lugar, atónita por lo que acababa de pasar ¿Estoy soñando? Si es así, ha sido el sueño perfecto.
El servicio se fue, Zoro me miró con una leve sonrisa, esperando que le dijera algo.
.-Roronoa...-empecé a decir.
.-Me gusta cuando me llamas así, debo admitir, que siempre me gustó.
.-Zoro, ¿Qué haces? La cena, las flores, ese... ese beso...-Dije en un susurro.- ¿Estás tratando de disculparte por lo de antes? Si es así, está bien, no tienes que hacer todo esto, es decir, tal vez solo has hecho todo esto porque eres así, pero me confundes, se que no lo haces por jugar, eres la mejor persona que he conocido pero... pero... no se qué pensar, o es que ya... ¿ya me perdonaste? ¿Por qué lo harías? Yo no lo haría... te he engañado, yo...- otra vez, interrumpió mi monólogo que se estaba convirtiendo a pensamientos en voz alta.
.-Nima!.- lo miré, me sobresaltó, se acercó a tomarme las manos.- Está bien, creo... creo que te entiendo, no lo justifico, me ha dolido, pero te creo. Y no quiero verte llorar más. Te pones más fea de lo normal, niñita.- Sonreí levemente ante sus estupideces.
.-Zoro, si lo haces por compasión...
.-No, jamás podría tenerte pena, eres fuerte  y... linda-. miró para otro lado sonrojado cuando dijo esto último.- solo que tú no lo ves y eso es justo lo que quiero. Ya te lo dije una vez, pero al parecer debo recordártelo con tu memoria de pez, déjame enseñarte a querer porque hasta donde se, el amor no es tan terrible.
.-Ya lo lograste, tonto... te quiero Zoro, me enamoraste por completo.
.-Ese no es el problema, cualquiera lo haría.- me reí.- El problema es que no te quieres a ti y yo quiero que te veas Nima, que veas por qué me gustas tú.
.-¿Y cómo planeas hacer eso?.-
lo miré. Entonces subió sus manos desde las mías, hasta mi rostro, pasó por mis brazos, hombros, cuello, luego aferró mi rostro entre ellas, y sin pedir permiso me besó lentamente. Hace tiempo no tenía esta sensación, se notaba, porque las lágrimas de felicidad por las palabras que Zoro me dedicó, salieron libres de retención. Zoro me quería como nadie lo había hecho. Me respeta, y me sorprende que después de todo, ha sido capaz de perdonarme.
.-Te dije, Nima.- empezó a decir una vez tomó la distancia para mirarme a los ojos con la profundidad que lo caracterizaba y que, por si fuera poco, la llevó de mis ojos a mis labios, lo que le daba un aire de deseoso.- Que te quitaría las inseguridades a besos.

Indispensable Peligro ♧finalizada♧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora