♧ Capítulo 19: Conversaciones nocturnas.

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He caminado al menos una hora entre senderos y otra media hora tratando de volver cuando me perdía. Al final he conseguido llegar al lugar que designamos, un hotel turístico dirigido por un búho en la noche. De día  se encargaba un halcón. Esta vez me recibió el búho:
.-Buenas noches, ¿en qué la puedo ayudar-cu?
.-Hola, ¿ha llegado Roronoa Zoro a este lugar? Me refiero si usted sabe...
.-¿Es usted Nima-cu?.- me interrumpió.
.-Sí!
.-Esta es su habitación, que tenga buena noche Mrs. Roronoa-cu.
.-Gracias.
¿Mrs. Roronoa? ¿Qué le habrá dicho Zoro?... Supongo que ha pedido una sola habitación para los dos, tal vez matrimonial y el búho a pensado que somos... bueno, esposos.
Cuando he abierto la habitación, me encontré con una cama de dos plazas y una vista estupenda al cielo, era muy alto desde aquí, sin duda alguna, un espectáculo visual.
No importaba cuánto tiempo pasara, siempre hayaba algo más que podía hacer para matar el rato ~¿Por qué Zoro no está? Son las 11~ me duché. El agua la dejé caliente para quitarme la ansiedad, el dolor y la pena ~La pasqui no me encontró, ¿Estará bien?~ Ordené mis cosas en el lugar: cepillo de dientes, maleta, zapatos ~¿Qué ha pasado con Luffy? Se va a meter a la guerra, vamos directo a ella~ tomaba leche para relajarme, el balcón tenía buena vista... ~Zoro, ¿dónde estás?... perdóname.~ Me acosté en la cama, las sábanas eran suaves y las almohadas blandas e infladas, mi rostro se hundía en ellas. Zoro...

Habían pasado lo que creo que fueron  cinco minutos. La lluvia abundaba, sin embargo no la podía ver por la ventana, solo la escuchaba junto a los truenos y las luces de los rayos. Como esta isla es un árbol, las hojas atrapaban toda el agua.
No podía moverme, no porque me doliera el cuerpo, me dolía el corazón, y ese músculo era el más importante para poder mover el resto.
Entraba la helada por la ventana pero no tenía la energía para levantarme y cerrarla, ni si quiera la tenía para taparme por completo con las cubrecamas.
Las hojas afuera moviéndose siendo iluminadas solo por los rayos que a veces aparecían, era todo lo que miraba. Estaba sola, y el sonido del viento me lo recordaba, no estaba la Pasqui ni Zoro, ni Luffy, tampoco Nami o Sanji ni nadie de la tripulación. Solo yo, en medio de la noche, en una isla lejos de casa, miro la hora y me doy cuenta que los cinco minutos que pasaron en realidad fueron más de dos horas, las 2 de la mañana. Me había quedado dormida.
Sigo mirando a mi alrededor hasta que veo la perilla de la puerta moverse, la puerta se abre y veo como Zoro entra sin cuidado alguno, prende las luces, hace ruidos extraños, estaba empapado. La pasqui estaba debajo de su abrigo en el pecho, cuando esta me vio, corrió para subirse a la cama, a mi lado. Me senté y me apoyé en el respaldo. No sabía qué decir, Zoro me miraba curioso, tenía dudas, lo veía en su rostro, pero no sabía cómo iniciar una conversa en ese momento. Tampoco sabía sobre qué debíamos hablar exactamente. ¿Debo hacerme la tonta y preguntarle por banalidades? ¿pedirle hablar de nosotros?, pero él se adelantó y me preguntó.
.-¿Dónde has estado?.- preguntó frío.
.-Buscando a la Pasqui, me perdí de vuelta. Agradezco que la hayas encontrado, estaba preocupada.
.-Ha llegado sola aquí, pero sin ti.
.-Y... has... ¿Has salido a buscarme?.- Pregunté ilusionada, esperando ver un poco de preocupación por su parte...
.-Iban a ser las 12, qué se supone que hiciera. Solo debías encontrar a la gata y ya.- Era malditamente frío, cada frase que decía me cortaba; cada palabra, se enterraba en mi corazón como una pequeña aguja, jamás me había hablado así, ni si quiera cuando nos conocimos.
.-¿Has encontrado la flor?.- le pregunté.
.-No.

No le dije nada más por un rato. No quería decirle que creo haber encontrado la dichosa flor, porque nos iríamos de inmediato, y aunque Luffy nos necesitaba, quería estar a solas con Zoro. Acompañarnos e idealmente hablar.
.-¿Cuándo nos iremos?.- Pregunté al fin.
.-A penas encuentre la flor.- por un momento pensé en decirle, pero no quería. Entonces se me ocurrió otra idea estúpida que probablemente rechazaría, pero debía intentarlo.
.-Zoro... ¿de verdad me quisiste?.- No hubo respuesta, pero se quedó quieto.- Se que no estoy en derecho de pedirte esto, pero te tengo una apuesta. Se donde está la flor.- Me miró, algo es algo.- puedo llevarnos, pero debes prometerme tres noches en esta isla, en esta habitación y entonces nos iremos.
Pasaron unos minutos mientras pensaba la situación. A medida que más se demoraba, más ilusión de que aceptara me daba.
.-Luffy nos espera, debemos irnos.
.-Luffy es fuerte, la tripulación es fuerte. Podrá sin nosotros tres noches.
.-...
.-Serás el elemento sorpresa, el as bajo la manga.
.-Esta es la primera noche.
.-Me parece justo. Si te muestro donde está la dichosa flor, ¿Podré confiar en ti?.- le pregunté.
.-Claro, en eso no nos parecemos.- Auch...- ¿Puedo yo confiar en ti?.- y sin darme tiempo para contestarle, se metió al baño, con la mirada perdida en la toalla que llevaba en la mano.
.-Zoro...- Toqué la puerta. No hubo respuesta.- Bajaré por un momento, vuelvo enseguida.
.-No tienes que decirme, Nima.- Nima... por alguna razón, me dolió que me llamara así.
Mientras él se duchaba yo bajé para ver la posibilidad de traer algo caliente para tomar además de algo para comer. Sanji no estaba, así que debíamos arreglarnosla. El búho me dijo que no había problema, que teníamos servicio de 24 horas y si queríamos, podíamos pedirlo llamando, sin necesidad de bajar. En este caso, como ya estaba abajo, no fue necesario. Subí con un carrito lleno de galletas, café y leche, también algo de sake, con Zoro nunca se sabe.
Cuando llegué a la habitación y abrí, Zoro estaba envuelto en una toalla gris de la cadera para abajo, buscando algo en su bolso. Me he quedado mirándolo un rato antes de que se volviera para el baño de nuevo.
.-Zoro.- Toqué de nuevo.- he traído algunas cosas por si tienes hambre o frío.- no hubo respuesta de nuevo. Sin embargo, abrió la puerta y salió con una camiseta negra y un pantalón de pijama azul, sin diseños, liso, colores que claramente le favorecían.
.-No tenías que molestarte.- dijo.
.-Bah... ¿crees que lo he hecho por ti?.- le sonreí.- solo te aviso por si quieres acompañarme.- sonrió. Por amor a Hancock, sonrió, gracias.
.-¿Qué has traído?
.-Galletas, pastelitos, café, leche...
.-Cosas de niñas.- ¿Era una broma?.- un poco de sake hubiera estado bien para entrar en calor. Gracias de todas maneras.
Sonreí para mis adentros, levanté la botella victoriosa y le sonreí.
.-Son las dos de la mañana, Zoro. ¿En serio tomarás a estas horas?
.-Son las dos de la mañana, Nima. ¿En serio comerás a estas horas?.- le sonreí.
Tomamos y comimos mientras nos sentábamos en la cama.
.-¿Por qué el búho me ha llamado mrs. Roronoa antes? ¿Cómo has conseguido esta habitación?
.-Es la única que quedaba.- respondió solo la segunda pregunta, sin interés alguno.- las otras eran habitaciones individuales y no podríamos dormir los dos en una de esas.- Quería decirle que lo hemos hecho antes, pero no me pareció buena idea, no del todo.
.-O sea... ¿que dormiremos los dos aquí?.- le pregunté tímidamente.
.-Sí.- dijo indiferente, no significa nada para él, o al menos eso me daba a entender.- ¿Tienes problemas con eso?
.-En absoluto.- Es todo lo que respondí.
Cada uno dejó sus cosas a un lado, yo pasé al baño y luego me acosté al lado de donde él ya se había echado.
.-¿Zoro?.- no respondió.- ¿estás despierto?.- nos dábamos la espalda.
.-¿Me vas a dejar dormir?
.-Solo quería darte las buenas noches.
.-Buenas noches, niñita.
Y en medio de la oscuridad, sin poder detectar nada, sonreí, sonreí por aquel estúpido apodo que me había puesto él, para molestarme en un principio y que luego pasó a ser una muestra de cariño. Y aunque ahora no tenía la certeza de que me llamara así por eso, me daba ilusión y alegría escucharlo llamarme "niñita".

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Indispensable Peligro ♧finalizada♧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora