♧ Capítulo 12: Arreglos oportunos.

629 59 5
                                    

.-Zoro... No puedo.- dije.- tengo miedo. Si ahora te pierdo, no podría soportarlo. De sólo pensar que en un tiempo más, si estamos juntos en serio, llegase  pasar algo...
.-Nima.- me sujetó el rostro con ambas manos, me miró a los ojos y pegó su cuerpo junto al mío.- ¿No te ha quedado claro? ¿qué tengo que hacer? No me vas a perder, no me voy a ir, estando contigo soy más fuerte, así que no pienso perder ante nadie. No voy a perder ante nadie nunca más, voy a ser el mejor espadachín y todo para protegerte a ti, si tú me dejas y te vas, no puedo.
.-Eso no lo decides tú. Hace unas semanas, cuando te vi detenido por esa masa sin poder moverte frente a esas miles de armas, lo vi, entendí que me estaba arriesgando de nuevo, me vi a mi sufriendo tu pérdida como me había pasado hace años, sin poder hacer nada con ese sentimiento. Zoro, estuve a punto de perderte...
.-¡Y yo a ti, Nima!- dijo exaltado.- ¡yo también estuve a punto de perderte! Estabas mal herida, agonizante, y en ese estado vi irte en el barco de una yonkou, lejos de mí, de la pasqui entre medio de esos imbéciles yo... estaba devastado. ¿crees que no lo entiendo? También he perdido a personas, se lo que es que alguien querido muera, pero aún así lo intento ¿sabes? Porque no necesariamente se tiene que repetir la historia, porque tu no eres Kuina y yo no soy Ace! .- Se ha quedado unos segundos en silencio mirando el piso y luego prosiguió.-Porque...yo me enamoré de ti, Nima.-

De verdad me mata verlo así ¿En qué momento pasó todo? Hemos pasado de no soportarnos a coquetearnos, de insultarnos a besarnos y ahora terminamos sensibles ante lo que pueda pasar pero una sola cosa es cierta y es que ambos nos queremos, ambos hemos cedido por querer amarnos. Él ya no es un idiota, ahora es sensible, cuidadoso y sentimental. Es mi turno de ceder, dejar a un lado mis miedos, inseguridades, dejar de revivir el pasado para ver lo que tengo al frente, ver lo mucho que este hombre a dejado por mi y todo porque se ha enamorado.
.-Si alguna vez alguien te mata en batalla, yo misma me voy a encargar de revivirte y matarte de nuevo, pirata.
.- Son 10 flexiones y un beso por eso, niñita.
.-Según yo era al revés.
.-No te pases de lista.
.-¿o sí no qué?.- me miró sonriente, con esa sonrisa que hace tanto no me regalaba, esa sonrisa de lado y desafiante, aquella sonrisa que sólo algunos son capaces de mantener y el resto se arrepiente de haberla provocado, pero sólo una persona podía disfrutar tanto, y era yo. Sin pensarlo más me apretó contra él para besarme.

.-Ahora ven, vamos a dormir.
.-¿Disculpa?.- lo miré indignada.
.-¿Qué?
.-Primero tú no me dices a mi qué hacer, Roronoa. Segundo: "vamos a dormir".- gesticulé.- me suena a manada. y tercero, ¿Quién te ha otorgado el increíble honor de dormir con nosotras? Un "por favor" es lo mínimo que debo recibir para concederte semejante hazaña.- Exageré. Me miró curioso, dudoso, y un poco risueño.
.-¿Ah sí? ¿Desde cuándo debo pedirle permiso a usted su señoría para acostarme a su lado?.- Respondió irónico.- Que yo recuerde.- se acercó a mi rostro.- hace un tiempo.- se acercó a mi oreja.- No dejabas de pedirme que me acostara a tu lado para abrazarte.- su aliento en mi oreja me dejó un escalofrío por todo el cuerpo, el cuello se me tensó, el corazón se me apretó y tragué saliva por lo que acababa de decir. Y por si fuera poco, depositó suavemente un cálido, húmedo y corto beso en mi cuello. Me sonrojé instantáneamente, siguió un segundo beso... un tercero. Su mano estaba en mi cintura, y por alguna razón la tensión que estaba generando entre ambas zonas donde él estaba interactuando, no me permitía mover ni un centímetro de mi cuerpo. Qué sensación... después de unos besos más, me alejé para responder tardíamente a lo que me había dicho.
.-Los tiempos han cambiado pirata.
.-Tal vez. Pero no significa que no podamos recordarlos.- Y así, me levantó la polera cuidadosamente, se sacó la suya, me miró sonriente y cuando el rubor se apoderó de toda mi cara y yo ya no podía más de la vergüenza porque no entendía lo que iba a pasar, me puso la camiseta que a penas se había sacado.

.-Es un par de tallas más grande, supongo que estarás más cómoda para dormir.- Dijo con su sonrisa satisfecha por todas las sensaciones que notoriamente me hizo pasar, me dejó un beso en la mejilla y se fue a buscar unos pantalocillos de dormir. Mi pensamiento de "Gracias a la vida acepté volver con él" me hizo reír. Cuando volvió tenía una cara seria, pero no de enojado, más bien de incómodo.

-¿Qué ha pasado?
.-Hmm... No se cómo te lo vayas a tomar, pero Nami me ha visto entrando a esta habitación vestido así. No ha dicho nada y yo me reí con ganas.
.-Dios... Zoro.- No podía hablar sin reírme entre medio.- Son curiosas las cosas que te asustan. Eres tan grande y te asustas con cosas tan pequeñas.- Le sonreí, pero él me desvió la mirada ofendido porque me he reído de él.- Está bien, no se va a ir con el chisme por ahí, además.- me acerqué a él.- estamos juntos ¿No?.- me miró con ilusión.- Es normal que nos vean de ahora en adelante, se tendrán que acostumbrar.
.-¿No vamos a escondernos ahora? Me gustaba un poco la idea.
.-Nono. Ya pasó esa etapa. Pero no significa que no podamos recordarla.- copié sus palabras que utilizó hace un rato. Y con una sonrisa de oreja a oreja, me respondió:
.-Quién diría que la alumna superaría al maestro...- Sin más, apagó la luz, me tomó de la mano, abrió las cubrecamas, me acosté, se acostó a mi lado, me abrazó, me dio un beso en la nariz y terminó el día diciendo:
.-Buenas noches niñita.

Indispensable Peligro ♧finalizada♧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora