Lágrimas III

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Ya eran las ocho de la mañana y Jimin no había podido dormir. Cada que intentaba cerrar los ojos aparecía YoonGi llorando, no podía dormir así.

El señor Park incluso llamó a su trabajo para pedir permiso y quedarse con su hijo, no le asombró lo que Jimin dijo, pues desde el momento en que YoonGi entro a la casa, sabía lo que el par se traía entre manos.
La señora Park caminaba de un lado a otro, solo habían llegado un par de enfermeros a ver a YoonGi y agregar la medicina.

Jimin seguía sentado, le dolían los ojos de tanto llorar, presionaba el agarre que había ejercido en su suéter.

- Yah, estoy entrando al pasillo, no, aun no se como está, en cuanto me digan que pasó te llamo, de acuerdo?- la voz de un joven se hizo presente, un chico alto con el cabello castaño claro, en una de sus manos portaba un café, y hablaba por teléfono con alguien, los Park voltearon a verlo y el chico los miró...

- Ustedes no son mis tíos...- dijo en un susurro

- Eres el primo de YoonGi?- preguntó Jimin

- Sí, tú eres su pareja?- dijo el chico acercándose, y fijando su mirada en Jimin, quien tenía los ojos hinchados, unas pequeñas ojeras, el labio inferior lastimado, y el nerviosismo y preocupación se notaba por cada poro, el recién llegado suspiro, en parte de alivio pues su primo había encontrado personas buenas...

En ese momento entró la doctora Shyn Hee.

- Buenos días- dijo y todos los demás respondieron al unísono- Han ido a desayunar?- preguntó y todos negaron- Pueden hacerlo, dudo que YoonGi ya haya despertado.

Los cuatro se miraron entre sí, y aun con pesar se levantaron en silencio y fueron a la cafetería, comprarían algo liviano y volverían. La médico los vio salir y suspiró, si tan solo hubiese visto esa mirada en la madre de YoonGi, o esos ojos perdidos en su hermano, pero después de las primeras visitas no volvió a ver a su hermano, y estaba el hecho de que YoonGi presentaba rasguños lejos de ser marcas de inyecciones.

En la cafetería los cuatro se sentaron, un poco incómodos por no saber como iniciar la conversación.

- No me presente, soy Jung Hoseok, el primo de YoonGi.- dijo el chico

- Como te enteraste?- preguntó el señor Park

- La médico Park llamó a mi abuela, diciendo que YoonGi había colapsado...- explicó Hoseok

- Tu sabes lo que pasa con YoonGi?- preguntó Jimin

- Lo siento, pero mi abuela no me explicó y yo no entiendo mucho, solo me envió por él...

- Quiere decir que te llevarás a YoonGi?- Jimin lo vio con miedo

- Jimin...- la señora Park tomó la mano de su hijo

- No precisamente. Aunque si él decide quedarse en Daegu, no se puede hacer nada, todo dependerá de YoonGi...umh,  Jimin?, sé que esto es duro, entiendo como te sientes, pero YoonGi es un guerrero, aún cuando no podía salir, él encontraba la forma de entretenerse, fue difícil de entender para él por que no podía salir...yo de pequeño lo vi un par de veces, por que no soportaba la forma en que mis tíos lo trataban...me alegra saber que encontró a alguien que puede valorar lo que él es...

Jimin volvió a llorar, no sabia como sentirse...

- Como puedo ayudar si ni siquiera sé lo que tiene...- dijo Jimin entre los espasmos que el llanto producía.

Apenas comieron y volvieron a la sala donde habían estado.
En el momento que ellos entraron la doctora Park les informo que YoonGi había despertado y quería ver a Jimin.

- Jimin, no preguntes, solo escucha, no queremos que se altere, por favor...- le dijo la doctora antes de dejarlo pasar a la habitación donde YoonGi estaba, Jimin asintió y entró cautelosamente.
En cuanto él puso un pie dentro, un par de ojos se detuvieron a verle, con una pequeña sonrisa.

YoonGi sabía, que era el momento de hablar, cuando la médico Park le dijo que su pareja estaba fuera, pidió verlo solo a él. Quería decirle a Jimin, había llegado el momento para decirle que estaba pasando con él, y las consecuencias que traía consigo.

- YoonGi...- la voz rota de Jimin le hizo suspirar pesado

- Ven aquí, amor...- le dijo, y se hizo a un lado de la camilla, para que Jimin pudiera acostarse a su lado.

Jimin se aferró a él, y lloró...

Citas de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora