10 (Narra Carlos)

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La miré a los ojos. Estaba preciosa.
Tenía la melena alborotoda y llevaba ese top rosa que tanto me gustaba.
Tenía también una sonrisa de oreja a oreja, estaba tan guapa cuando sonreía...

La besé de nuevo, era una tentación increíble para mi. Cada sonrisa, cada miraba... Desafiaban mis impulsos.

Poco tardé en despojarla de ese top y ella a mí de mi camiseta. Al ver su torso semidesnudo mi corazón empezó a latir veloz, su silueta era perfecta. Un ardor ascendió por todo mi cuerpo, era tan hermosa que solo el hecho de verla me excitaba.

No era el sitio más cómodo para nuestra primera vez, pero si la persona y el momento acompañaban, me daba igual.

- Esto sobra.- susurré a su oído en referencia a su sujetador. Y se lo quité también.

Empecé a besarla en el cuello y descendí hasta llegar a sus pechos, le mordí un pezón y escuché un pequeño gemido de su boca. Eso me incitaba a seguir, ya no había manera de que frenase.
Bajé hacia su barriga, no sin dejar de sobar sus pechos, y le quité, muy lentamente, las mayas mientras ella me tiraba del pelo.

- Mierda.-dijo.

- ¿Qué?

- Para. No tenemos condones.

-Mierda.-repetí yo.

Pero no podía parar, no ahora.
Seguí besandola. Besé sus piernas, subí desde el muslo hasta casi su zona dandole pequeños besitos.
Ella se recostó y yo le arranqué el tanga.
Besé, lentamente, el área que rodeaba a su zona íntima.
Y bajé hasta llegar a sus labios, metí mi lengua allí y empecé a moverla, despacio.

Ella soltó otro pequeño gemido y, esta vez, mis dedos, jugaron el papel que anteriormente había echo mi lengua.  Se los intreduje una y otra vez mientras la miraba a los ojos con deseo.  Mordí su pierna mientras hacía esto y de nuevo, volvió a gemir. Me arañó la espalda con fuerza y tiró, otra vez, de mi pelo.
Poco después subí a su clítoris e intenté estimularlo, primero con mis dedos y después, continué con pequeños besitos.  Lo hice dentro y fuera de sus labios. Pero, sobre todo, en su clítoris.
Y de nuevo, gimió.
Noté como se le erizaba el pelo y la miré a la cara, era la mujer más guapa que había visto nunca. Y, con un útimo beso en su zona, di por rematado lo que había empezado.

- La próxima vez, los saco de donde sea. -le dije.

Pues, me había quedado con las ganas.

Ella cerró los ojos y me besó en los labios.
En este beso, mordí su labio inferior y lo terminé dádole un beso en el cuello.

- ¿Ahora quieres ser mi novia? -pregunté poniendo cara de pena.

Empezó a reírse.
Su risa me encantaba, aunque a ella dijese que era fea.

- No me queda otra que aceptar Carlos Right. -respondió burlándose de mi nombre.

La casualidad, JulrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora