13

1K 51 2
                                        

Me desperté sola en mi cama, sin su compañía, el levantarse se hacía más difícil. Sin embargo, estaba muy enfadada con él.
No entendía porqué se lo había dicho a Dave sin consultármelo.
Habíamos quedado en una cosa, y él no la había respetado. Si no estaba de acuerdo con ello, ¿por qué no me lo había dicho y ya?

Cogí una ropa de recambio y entré en las duchas. Sabela, Marilia y Noelia estaban allí.

Me metí dentro de una y dejé que el agua relajase mi cuerpo. Esa noche había dormido fatal.
Cerré los ojos, y no pude evitar que una lágrima se me escapara.
Era consciente de que lo que había pasado tampoco era para tanto, pero lo sentí como un engaño, como una falta de sinceridad.
Además, dentro de aquellas cuatro paredes, todo se magnificaba.

Pronto esas lágrimas se convirtieron en sollozos y, al acabar de ducharme y haberme rodeado con una toalla, las tres chicas estaban esperándome fuera para hablar contigo.

Marilia fue la primera en decir algo:

- ¿Qué te pasa, ricurita?

Era tan tierna... Me daba pena no poder decirles nada, pero yo no iba a ser como Carlos, no iba a engañarle.

- No, nada... estoy un poco estresada por todo esto... pero me tomo una tilita y se me pasa.

- Julia... -dijo ahora la gallega.- No quiero meterme donde no me llaman... pero ayer ya te fuiste llorando. Si el estrés es de verdad tanto, deberías hablar con Noemí para ir a un psicólogo o algo.

Suspiré. Me costaba mucho mentirle a la cara a personas que solo intentaban ayudarme. Desde pequeña me había acostumbrado a que si alguien intentaba ayudarme, siempre iba a ser sincera.
Pero no podía... no ahora. No quería hacerle a Carlos lo mismo que me había hecho él a mi.

- En verdad son muchas cosas... Echo de menos a Javi y buf... no sé. - mentí.

Aunque si era cierto que Javi era una persona muy importante en mi vida, la persona que ahora mismo veía como pareja era Carlos, aunque tampoco sabía muy bien lo que éramos en ese momento. Javi había sido muy especial en mi vida, y lo seguía siendo, pero ahora era más como un amigo.

De pronto, un golpe muy fuerte se escuchó fuera de las duchas y las tres chicas salieron de golpe, yo fui un poco detrás.
¿Qué era aquel ruído?

La casualidad, JulrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora