Me desperté sobre el pecho de Carlos.
Al final de la noche, Alba había decidido ir a casa con sus padres, pues, ya estaba bien y no quería preocuparlos.
- Buenos días, gordi.- le dije a Carlos que comenzaba a abrir sus ojos.
- Hola.- respondió.- qué guapa estás...
Me sonrojé un poco y le besé el pecho, que tenía tapado por una camiseta muy fina.
- ¿Puedo saber ya que es mi regalo?- pregunté.
- Bueno, vale...- contestó.- esa sudadera.- dijo señalando la que tenía puesta, ya que, era de él.- ¿te gusta?
Empecé a reírme y me senté encima de su torso, le besé los labios antes de responderle, pues, hacía ya mucho tiempo que no podía besarle.
- Gracias... ¿y el de verdad?
- Es ese.- sonrió.
- Que no chiquillo, que me digas el de verdad.- dije de broma.
Cogió su teléfono sin responderme, con una sonrisa en la cara y, buscó algo dentro de él.
Me enseñó una foto de unos billetes de avión con destino Tailandia.
- No es Canadá, pero...
- ¿Es en serio?- pregunté, aún sin creérmelo.
El asintió sonriente.
Empecé a darle besos por toda la cara entre risas, estaba completamente feliz de poder compartir un viaje así con él, de poder compartir otro sueño con él.
Nos fundimos en un enorme abrazo y estuvimos sin hablar durante bastante rato.
Hacía ya tiempo que no podía estar así con él, y ya lo echaba de menos...
- Carlos... me encanta, de verdad.- dije interrumpiendo el silencio que reinaba en la habitación.
- Tú si que me encantas...- respondió él mientras me acariciaba el pelo suavemente.
Poco después nos levantamos y nos vestimos, pues, queríamos que preparar las cosas para el viaje.
Tenía michas ganas de hacerlo con él, ya que, me encantaba viajar, y si era a su lado todo era mejor.
Me acerqué a Carlos y lo abracé por la espalda, entonces el se giró para quedar cara a cara.
- Te quiero muchísimo.- comentó acariciándome el moflete.
- Yo te quiero más.- dije, para luego, besar sus labios.
