- A ver, ¿qué te pasa? Que estás toda mustia.- me dijo Carlos mientras yo tocaba la guitarra.
- Nada.
- Cuando se vayan las cámaras me lo dices.
- Que no pasa nada, tonto.- dije y lo miré, él parecía no entender nada.- es la regla.
Puso una mueca, esta noche queríamos hacerlo, pero ahora ya no podíamos.
- Y encima estoy ronca...- agregué.
- Que va... si esa es tu voz de siempre.
- Si, claro...
- ¿Qué no?- preguntó retóricamente.
Después se sentó a mi lado y me abrazó, para luego, besarme la frente.
Le entregué la guitarra pidiéndole que me tocase algo alegre para animarme.
Y así lo hizo.- No estés triste Julia, todo va a pasar...- empezó a inventarse una letra de una canción.
Los dos empezamos a reírnos a carcajadas.
- ¿Te gusta?- me cuestionó.- Es un temazo.
- Claro.- respondí.
- Venga, todos juntos... No estés triste...- cantó.
- Buenas noches, Madrid.- dije yo cuando terminó y volvimos a reírnos, para luego, fundirnos en un abrazo de nuevo. - que guay eres.- agregué.
- ¿Si o no?
Respondí asintiendo.
Hice una mueca de dolor y él, al verme, me tocó la barriga haciéndo círculos con su mano.
- ¿Qué me vas a hacer? ¿El sana sana?
- Sana, sana, culito de rana...- empezó a decir, pero lo cortó su propia risa.
Me regaló un nuevo beso en la frente y nos tumbamos abrazados en el sofá.
Saqué mi teléfono y empezamos a mirar fotos nuestras, tenía una carpeta dedicada solo a él.
- Yo he subido 3 fotos contigo y tú ni una.- dijo fingiendo estar enfadado.- muy bien, muy bien...
- ¿Has subido 3?- pregunté sorprendida.
- No, en verdad solo una, pero tu ninguna.
Sonreí y le enseñé una foto.
- Mañana subo esta.
- ¿Qué dices? Pero si salgo horrible.
- Si sales guapísimo.
- Guapísima sales tú.- comentó y amplió la foto en mi cara.- Mira, que bellezón.
Le pegué un codazo y empecé a reírme.
- Si, estoy to buena.- dije.- sobre todo ahora, estoy súper sexy con la regla.
- Tú estás sexy siempre.- respondió y me tocó la nariz a modo de burla.
Nos quédamos mirándonos un rato, estuvimos a punto de besarnos, y de echo, yo apenas podía controlar mis impulsos.
Pero ella se apartó.- Me duele mucho la tripa.- dijo para disimular.
- ¿Siempre te duele así?- le seguí el rollo.
- Casi siempre. - informó y nos miramos a los ojos de nuevo.
- Te quiero...- dije de forma casi inaudible.
- ¿Qué?
- No nada...
- ¿Qué hablas, Carlos?- me preguntó sonriente.
- Duerme, duerme...- respondí dándole palmaditas en la cabeza, como a un bebé.
Era tan guapa...
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