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Me desperté sobre el pecho de Carlos. Nos habíamos quedado dormidos en el sofá y los dos estábamos en ropa interior.
Menos mal que me desperté antes de que las cámaras empezaran a grabar y de que la música que actuaba como despertador empezase a sonar por toda la casa.
Me puse una camiseta y lo desperté a él con un beso en la frente. Tenía puestos unos pantalones de pijama, pero su torso estaba completamente desnudo. Seguí con mi dedo las líneas que formaban sus abdominales y luego, volví a besarlo.

- Buenos días, Gordi. -le dije al verle abrir los ojos lentamente.

- Buenos días...- respondió en un tono muy bajito.- ¿dónde estamos?- cuestionó aún medio dormido.

Era un bebé.

- Nos quedamos dormidos en el sofá, vístete anda.

- Te quiero.- soltó cuando parecía empezar a despertarse.

- Y yo.- le contesté sonriente.

Empezó a estirarse y a desperezarse para luego, por fin, levantarse muy lentamente, y se quedó mirándome un rato para después añadir:

- Estás más guapa sin ropa.

Golpeé con un cojín su cara y él sonrió.

- Estás guapa de todas las maneras del mundo.

- Tú si queres guapo.- respondí aún sonrojada por lo que me había dicho anteriormente.

Me dio un beso en la mejilla y fue a vestirse a la zona de los armarios, yo lo acompañé, pues, tendría que ponerme algo decente para lucir durante el día.

Fuimos agarrados de la mano durante todo el camino, hasta llegar a los lavabos, donde nos separamos.
Me quedé parada un rato observando como su silueta desparecía para coger un tubo de dentífrico, me lo unté en las manos; luego, me acerqué a abrazar a Carlos.

- Carlos...- lo llamé.- ven a hacerme cosas buenas.

Se acercó a paso lento, pues, aún estaba medio dormido, y cuando nuestras caras quedaron a centímetros, empecé a acariciarle de modo que la pasta se impregnara en su barba.
Al comprobar el resultado, comencé a reírme.

- Esto no se va a quedar así...- conestó pícaro dirigiéndose al lavabo para limpiarse.

Mientras tanto, yo, fui a la zona de los armarios para escoger mi ropa.
Esta tarde sabríamos a dónde iría cada uno en las firmas y me hacía mucha ilusión, esperaba poder ir con él, sería un miniviaje muy entretenido a su lado.
Eso, y saber cuál iba a ser la canción que me tocaría defender esa semana, me tenía bastante nerviosa aquella mañana.

De pronto, Carlos se acercó a mi por detrás y me dio un abrazo, apoyó su cara en mi espalda y me dijo:

- Te quiero mucho.

Le respondí lo mismo y me giré para besarle.
Tardé poco en darme cuenta de que tenía las manos llenas de dentífrico. Empezó a reírse mientras me lo expandía por toda la cara.

- Mira cuántas cosas te pasan a la vez! Mira! Mira!- gritó.

- Ton...

De pronto, cuando los dos, por suerte, estábamos vestidos, el "Canon de Pachelbel" comenzó a sonar interrumpiendo mi insulto.

Oímos decir a Miki desde dentro de la habitación:

- Hasta que no quitéis el Canon no vamos a salir.

Y la música, al cabo de poco rato, desapareció.

La casualidad, JulrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora