Me desperté al lado de Julia en la toalla, nos habíamos quedado dormidos.
Ya era casi de noche, estaba a punto de atardecer.
Se me ocurrió una idea para despertarla. Cogí un poco de agua del lago con mis manos, no literalmente, y me acerqué al lugar dónde se encontraba ella tumbada.
Tiré encima de su frente la poca agua que había sobrevivido entre mis palmas, que apenas mojó su cara, pero si hizo que abriera los ojos.- Buenos días, locuela.
Ella se desperezó y miró a su alrededor, inentando darse cuenta de dónde estaba.
- Buenos días.- dijo un poco de tiempo más tarde.
Besé su frente y la abracé mientras mirábamos el atardecer, ya que, era un momento que había que aprovechar.
Luego recogimos las cosas y metimos todo en el coche, yo conduciría y Julia sería la copiloto.- ¿Tienes mucho sueño?- le pregunté al ver que aún no se había despertado del todo.
- No... podemos ver una peli.- comentó entre bostezos.
- Seguro que te quedas dormida.
- Que no Carlos, no estoy cansada.- dijo en un susurro, casi cerrando los ojos.
Entonces, fui contemplando como, poco a poco, Julia intentaba luchar contra su cansancio, abriendo de vez en cuando sus ojos, pero no podía vencerlo.
Tardó poco en quedarse dormida, así que, me pasé todo el trayecto hasta su apartamento en silencio.
Pronto llegué, entonces, como pude, la desperté y subimos arriba. Ella tardó poco en meterse en su cama.- Quédate aquí conmigo.- me pidió señalando su cama.
- ¿Seguro?
- Si, porfi, porfa, porfa.- comentó imitando a una niña pequeña, entonces, yo le hice caso y me tumbé a su lado.
Me quité la sudadera, dejando mi torso al descubierto y dormí en pantalón de chándal. Sin embargo, ella ya tenía el pijama puesto.
Observé como se iba quedando dormida y besé su frente antes de hacerlo yo.
Estaba completamente enamorado de cada parte de su ser.