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Cuando nuestros labios se separaron pude respirar de nuevo, aunque un nudo el la garganta se me volvió a formar.
Entonces vi como Javi desaparecía por la puerta.
Ni siquiera evité llorar, ¿para qué?
Estaba muerta por dentro, devastada.

Llamé a mi madre y le informé de lo que había sucedido, sabía que ella no iba a estar de acuerdo, sabía que incluso podría echarme la bronca. Pero necesitaba oír su voz, que me calmaba por dentro.
Al colgar fui al baño. Me miré al espejo y fijé la vista en mis labios. Sentía dolor al mirarme, asco, pena por la persona en la que, en tan poco tiempo, me había convertido.
Intenté relajarme, respirar hondo. Pero no conseguí nada.
Me odiaba a mí misma, mi persona, todo lo que tenía dentro me asqueaba.

"Javi"- escribí un mensaje.

"No quiero estar contigo. No soy feliz a tu lado. Vete de mi vida, por favor."

Envié el mensaje y entonces noté mi mente menos nublada, aunque, seguía estabso igual de mal.
Decidí poner otra denuncia, otra orden de alejamiento, quería intentarlo de nuevo. Y si esta vez no salía bien... no sabía que más hacer.

Llamé a mi madre de nuevo y le conté como había seguido su consejo.
Le expliqué que necesitaba su ayuda, que quería volver a denunciar a mi exnovio, a la persona que me estaba destrozando.
Como era de esperar mi madre apoyó cada una de las palabras que le dije. Siempre iba a estarle agradecida.

Ese día iba a cambiar mi vida, no podía continuar con ese ritmo o entraría en depresión.
Así que fui a los juzgados, seguí los pasos pertinentes y, después, mi madre me acompañó a la psicóloga que me había atendido durante mi paso por OT.
Necesitaba un cambio de vida y lo necesitaba ya.
Iba a terminar con él como él lo había hecho conmigo, Javi se iba a acabar, me iba a liberar de esto.

La casualidad, JulrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora