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Me desperté sobre el pecho de Carlos, había dormido casi toda la noche encima de él.

Intenté levantarme de cama sin despertarlo e ir al baño para ducharme. Mientras el agua resvalaba sobre mi cuerpo no podía parar de pensar en lo guay que era tenerlo en mi vida.

Al acabar mi baño me puse un biquini blanco, para luego, vestirme con unos shorts y un top.
Me até el pelo en una coleta y, de pronto, Carlos apareció en la escena para abrazarme por detrás y besarme el cuello.

- Buenos días, Julita.

- Buenos días.- respondí sonriente.

Cogimos las llaves del hotel y nuestros móviles y salimos en busca de un lugar donde se alquilaran motos. Poco tardamos en encontrar uno que, además, era bastante barato.
Me coloqué detrás de Carlos en la moto, pues él conducía.
Abracé con fuerza su torso y apoyé mi cabeza en su espalda mientras observa toda la naturaleza que nos rodeaba.

Nos bajamos en diferentes lugares -hasta llegar a la playa- para contemplarlos mejor y "hacer de aventureros" en algunos de ellos.

Al llegar a la playa contemplé la arena blanca que estaba pisando, el agua era de un color turquesa precioso y había una exuberante vegetación.

Nos quitamos la ropa hasta quedar en bañador y nos acercamos a la orilla.
Carlos se metió entero, sin embargo, yo me quedé a medias, ya que, no quería mojarme el pelo.

Él se acercó a mi corriendo y me abrazó, estaba completamente mojado y me empapó a mi también. Después, me levantó en el aire y me llevo hasta una zona profunda, donde tuviera que mojarme entera sí o sí.

-¡Para, idiota!- le dije entre risas y, después, me tiró.

- ¿Está fresquita?- me preguntó para picarme a lo que yo le respondí con un pequeño golpe.

- Venga, vamos a jugar a un juego.- le propuse una vez mojada de cuerpo entero.

- ¿A qué quieres jugar?

- A Marco Polo.

Carlos empezó a reírse pero yo hice caso omiso.
Cogí algo que pudiera taparle los ojos, en este caso, una venda contra el sol; se la puse de modo que no viera nada y le di tres vueltas.

Me alejé todo lo posible de él, intentando que no me cogiera.

- Marco.- dijo.

- Polo.- respondí desde una distancia considerable.

Él se acercó un poco a mí pero volví a alejarme.

- Marco.- continuó.

- Polo.- contesté susurrándole al oído, pues, había acabado detrás suya.

Él intentó cogerme, pero antes de que pudiera, me escapé.

- Marco.

- Polo.

Se acercó a mi y me agarró de la cintura.
Al tenerme entre sus brazos se quitó la venda y me besó los labios.

- He ganado.

- Qué bueno...- respondí devolviéndole el beso.

La casualidad, JulrightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora