60: Godness

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“Godness”

 

-Liam suéltame.- Dea se quería separar de el pero el aun la mantenía cerca de su torso mientras acariciaba su cadera con los pulgares.

-No.- Sonrió el chico y Dea se sintió morir, ya no sabía si quería luchar contra el o contra aquel sentimiento que siempre había reprimido por ya tanto tiempo. -Tendremos una cita como Dios manda y no quiero que hagas una idio-tez.

Liam la miro severamente mientras la tomaba de la mano con delicadeza y se metían a un restaurante Italiano de la zona comercial del condado vecino, “Casona Italiana”, Liam no se había querido detener en ninguna parte hasta que después de 30 minutos habían llegado a ese restaurante. Dea desde ya hace mucho tiempo supo y pudo definir que Liam era de gustos caros y refinados solo por un momento sonrió pero apenas apareció la sonrisa así de rápido desapareció. Ella no arriesgaría a nadie más, ella no podía mostrar sus sentimientos a nadie más, ella no quería perder a nadie más en su vida.  

-Mesa para dos guapa.- Musito el castaño mirando a la bonita mesera que se sintió volar con la mirada del guapo chico y Dea frunció el ceño.

-Aún sigo aquí ¿sabes?.- Liam sonrió triunfante solo entonces Dea se avergonzó de lo que había dicho, Liam le había regresado la broma que ella le había hecho  en McDonalds.- Te odio.

-Tú a mí me gustas y mucho pero no me crees.-  Liam levanto los hombros para restarle importancia al asunto pero Dea se sonrojo enseguida aún mas ¿Cómo podía decir aquello tan cínicamente y sin pudor?.

El castaño la dirigió a una mesa con su mano en la espalda baja de la chica, tomo el respaldo de la silla y la señalo para que la chica se sentara cuando Dea tomo asiento miro a su alrededor porque de un momento a otro había sintido una mirada en ella, giro a su izquierda y encontró a su peor pesadilla, Miles.

-Dea ¿estás bien? Estas pálida…muy pálida.- Liam se levantó para auxiliarla incluso parecía que estaba por desmayarse.

Estaba por ayudarla cuando escucho unos pasos acercarse por su lado derecho.

-Vaya, menuda sorpresa.- Su voz era densa y pacifica pero mostraba cierta burla.- Dea Acosta desde la última vez, te has puesto muy… mujercita.

-Miles…- Logro articular la chica sosteniéndose de la mesa, sería capaz de desmayarse aun estando sentada.

Miles Petterson era un chico de ahora 23 años, un chico con la vida fácil, sus padres le compraban todo y cuanto deseara por tal motivo perdía el interés de las cosas con facilidad. Alto, corpulento, atractivo, hermosos ojos grises, cuerpo atlético y adinerado era la combinación perfecta para cualquiera incluyendo a la hermosa y vivaz Acantha Acosta incluso su nombre la había descrito a la perfección… ingenua.

Despiadado. →Luke H. (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora