Capítulo 51 Conoce a tu enemigo: Milicia Carmeliana

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Desperté, y lo primero que vi al abrir los ojos fue el rostro de mi amada durmiendo plácidamente en la cama, me sentí un poco culpable cuando me di cuenta de que me había quedado dormido en sus pechos, ella tuvo que soportar mi peso durante todo ese tiempo que dormimos al quedar exhaustos después de las cuatro rondas de hace poco, creo que ni siquiera cenamos.

Me muevo cuidadosamente de la cama, sería una pena despertarla, ha trabajado mucho en sus investigaciones, y luego de todo lo que "hicimos" un descanso es lo menos que se merece.

De acuerdo con el reloj, son las 23:11:15, mi Ejecutora aún conserva su forma adulta, eso denota que ha hecho progresos, el suero estabilizador superó el doble de su marca anterior, consiguió lo que quería, solo espero que para cuando despierte se haya dado cuenta de que su experimento fue un éxito, aunque conociéndola se obligara ella misma a repetirlo.

Terminó de colocarme mi equipo y me dirijo a mí habitación, no sin antes cubrir apropiadamente el cuerpo de mi amada con las sabanas, ordenar adecuadamente su ropa para cuando despierte y darle un beso en la frente a modo de despedida.

- Eugene... - Dijo medio dormida – Te amo...

Verla así de indefensa siempre despierta algo en lo más profundo de mi ser, quiero protegerla, abrazarla y acariciarla con tanta delicadeza como si fuera la última flor de este condenado planeta, cada día que paso con ella es un regalo, una bendición, algo que pienso atesorar hasta el final de mis días, pero aun así no puedo quedarme, no pueden verla conmigo, no durante tanto tiempo, y eso me duele, pero si es por el bienestar de mi Ejecutora, haré lo que sea, no me da miedo admitirlo, ya he matado por ella, y con gusto volveré a hacerlo si me lo pide.

Salgo de la habitación y me tomo mi tiempo en llegar a mi destino, cambio de planes, no tengo sueño, no todavía, quizás vaya a entrenar un poco con los chicos nuevos antes irme a dormir, si creo que eso es lo que haré.

Una vez llegue al área de entrenamiento me encontré con varios grupos de Purificadores entrenando a su propio ritmo, uno de ellos era bastante peculiar, son los discípulos del Ejecutor Draelyn, tengo entendido que dos de ellos son nuevos, adquisiciones de nuestro fallido ataque a Stone Know.

- Ya se los dije antes, no malgasten su Energía Cristalina, ya no es tan abundante como antes – Le decía su líder de escuadrón, es la hermana Aldebarán, discípula del Ejecutor Draelyn, ayudó a mi Ejecutora hace tiempo con su SJ, pero solo lo hizo por interés.

A diferencia del resto de los Ejecutores, Draelyn no participa en el frente, prefiere observar todo a la distancia y evita los combates siempre que puede, su equipo esta comandado por su discípulo de más alto rango, en este caso es Aldebarán, lo gracioso de esto es que en realidad ese puesto debería pertenecerle a Nervius, su discípulo más antiguo, o mejor dicho, el que sobrevivió más tiempo junto a él, pero Nervius no es más que su asistente, si bien participa en combate carece del liderazgo del que goza Aldebarán, su Ejecutor lo malacostumbró a limitarse a seguir órdenes.

Aldebarán entrena a sus dos nuevos hermanos, uno de ellos tiene el pelo de color marrón oscuro, ojos azules y tez rosada, la otra es una chica de cabello plateado con muchas prótesis de tecnotricita, le falta un brazo, un ojo y toda la parte inferior de su cuerpo.

Decido ignorarlos y busco mi saco de boxeo favorito, podría pedir un autómata de entrenamiento al encargado si quisiera, pero yo soy más de la vieja escuela, caliento un poco y comienzo a golpear.

- Ya te lo dije, Aldebarán, Son'Naly y yo estaremos bien – Se quejaba la chica de las partes metálicas, es muy ruidosa.

- Que sean poderosos no los hace invencibles, iremos a Carmely en unos días, y solo podremos llevar equipos pequeños para no llamar la atención de los Guardianes, los milicianos nos superaran ampliamente en número.

El Lamento de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora