No podía abrir los ojos, pareciera como si estuviesen pegados, todo el cuerpo me dolía como los mil demonios, todo vino a mi mente como un relámpago haciendo que mis ojos se abrieron de inmediato.El coche estába de cabeza, miré hacia mi derecha encontrándome a Poché en la misma posición que yo de cabeza, me preocupe demasiado al ver sangre y golpes por toda su cara.
— Poché — hablé con un nudo en mi garganta — amor — traté de moverla con mi brazo, pero fue imposible, el dolor en todo mi cuerpo era demasido, el dolor de cabeza comenzó a invadirme — ¡Poché! — mi vista se comenzó a nublar — ¡Amor...! — todo negro.
De nuevo no podía abrir los ojos, era demasiado pesado poder abrirlos, me acordé de Poché, y las ganas de abrirlos eran incontrolables, pero no podía, intenté moverme de nuevo, al momento de hacer esfuerzo todo el aire se me fue, es ahí donde abrí los ojos, inmediatamente volteé al lado de Poché.
Mi corazón se comenzó a acelerar al no verla ahí, desabroche mi cinturón de seguridad y con todo el dolor salí de aquel coche, tenía la esperanza de que tal vez ella se haya despertado antes para ir por ayuda.
Me arrastré sobre las hojas como pude, intenté levantarme, pero no podía, el zumbido de mis oidos hacia que me mareara.
— Poché... — susurré mirando alrededor, estaba en un bosque cerca de un rio, me levanté cómo pude y comencé a cojear, no me había percatado de cuánta sangre tenía hasta que me levanté, pero eso no importa, importa encontrar a Poché — ¡Poché! — comencé a gritar y a caminar para ver si la veía tirada por ahí, sólo necesitaba verla — ¡Amor! ¡Poché! — grité con todas las fuerzas que tenía — ¡Amor! ¡Poché! — las piernas me comenzaron a temblar y la visa se volvió a nublar, todo mi cuerpo flaqueo y terminé cayendo de nuevo al piso inconciente.
5 años después...
— buenos días Dani —
— buenos días Vale — la saludé entrando a la cocina— ¿Te llevo a la escuela? — ella asintió y se levantó con su mochila en las manos.
Abrí el refrigerador y saqué una botella de agua.
Las dos salimos del departamento y la lleve a la universidad como de costumbre, aún no sé por qué le pregunto si ya sé que la respuesta siempre es que si.
Después de llevarla me dirigí a mi trabajo.
— buenos días doctora — saludó la secretaria.
— buenos días Carmen — respondí con una sonrisa y proseguí a mi consultorio.
Dejé mis cosas en el escritorio y me puse a escuchar algunas llamadas en la contestadora mientras acomodaba el consultorio.
— doctora Calle, tiene una cita en media hora, la paciente es nueva, su nombre es Emilia y creo que tiene un gran trauma psicólogico, nada que usted no pueda arreglar — dijo entrando al consultorio Sandra, quién era mi asistente personal.
— ¿Podrías dejar de habalar de usted? Me incómoda — dije con un poco de fastidio, ella suspiró.
— Calle... No entiendo cómo es posible que te encargues de ayudar a la gente con sus problemas psicólogicos y aún no puedas con los tuyos — suspiré ante sus palabras y me tiré en el sillón.
— es complicado Sandy... No entenderías — dije sin ánimos.
— perdóname, pero yo perfecto que te entiendo... Daniela tú eres la persona quien me ayudó con mis problemas, eres mi mejor amiga, tu me diste el trabajo que hoy tengo, repito, es imposible que tú ayudes a mucha gente con sus problemas y tu sigas igual — dijo tirándose a mi lado.
— es que no lo entiendo, es imposible que la misma pesadilla me persiga por años, estoy harta, y es aún más imposible si tengo un ente similar a ella todos los días en mi casa, yo aprecio mucho a Vale, la quiero mucho, pero no sé que hacer.
— tranquila pequeño conejito, saliendo del trabajo vamos a un lugar relajante, o tal vez alocado, no lo sé, yo me las ingenio para que lo pases bien está noche y te olvides de todo eso por lo menos una noche — sonrei ante sus palabras.
— buena ideal calamardo — dije divertida.
— ¡Oye! — me aventó un cojín y después salió del consultorio.
Me encanta mi relación con Sandy, aún recuerdo la primera vez que la ví. Ella era una paciente con ansiedad, apenas estába comenzando a presentarse la ansiedad en ella, entonces fue fácil que se recuperara, aún tiene ataques de pánico, pero no muy graves. Mi amistad con ella comenzó el día que nos encontramos en un café librería, mi favorito diría yo, ahí es donde voy en mi tiempo libre para despejarme un momento del mundo y entrar ya sea a la ficción, el drama, suspenso, etc. Ese día pedí un café americano, busque el libro que quería comenzar a leer y me senté en una mesa para comenzar a leer, después de unos minutos leyendo alguien se sentó a mi lado, no le preste mucha atención a la persona pues el libro estaba justo en el clímax. Después de terminar un capítulo más, miré el reloj y me di cuenta que ya era tarde, me levanté de aquella mesa y por accidente mis auriculares chocaron con la persona que estaba a mi lado, me miró y me di cuenta que era una de mis pacientes.
— si no te conociera, pensaría que eres una chica que aún está estudiando, nunca imaginaria que eres psicóloga, eres demasiado joven y tú personalidad no ayuda en averiguar eso — dijo fríamente, en un tono seco, justo como el de calamardo de Bob esponja.
— bueno ¿Gracias? Calamardo y una disculpa — dije con una sonrisa torcida para después salir de ese lugar.
Y desde ahí ella es calamardo para mí.
Después el tiempo pasó, las consultas con ella comenzaban a ser divertidas y se le estaba quitando un poco lo calamardo, de hecho aún no se le quitaba al cien por ciento, pero así es Sandy.
Las consultas fueron como siempre, Sandy me quitó un poco de mal humor, entonces mis pacientes no tuvieron que sufrir con mi yo enojada o insoportable aunque me sabía comportar, pero hoy si inicié con una sonrisa mi día.
Después de escuchar todos los problemas de los pacientes antiguos y nuevos, Sandy y yo fuimos a un bar, me presentó chicos y chicas, pero ninguno me llamó la atención. Sandy ya sabía de mi orientación al igual que yo sobre la suya, aquí la diferencia es que a mí me gustan ambos sexos y a ella sólo las chicas.
La llevé a su casa y vimos una película, ya era demasiado tarde y mañana tenía que atender a mis pacientes entonces decidí irme a casa.
Entré a casa y me encontré con las luces prendidas, era sorprendente ya que siempre que yo llego tarde Vale se encarga de apagarlas, dejé las llaves en el mueble a lado de la puerta y me dirigí hacia la cocina donde tome un vaso de agua.
Un ruido en el sótano hizo que casi me ahogara, se escuchó demasiado fuerte, agarré mi celular y prendí la linterna, comencé a bajar las escaleras cuidadosamente hasta que me encontré frente a frente con la puerta. La abrí poco a poco hasta abrirla por completo y ver las luces prendidas, frunci las cejas y me comencé a adentrar hacia el sótano.
Mis sentidos de mamá protectora se activaron al ver a Vale sentada en una esquina del sótano con una computadora portátil.
— ¡Vale! ¿Qué pasa? — pregunté preocupada caminado hacia ella, comenzó a sollozar.
— Calle... La extraño tanto — suspiré y sonreí tristemente para después sentarme a su lado.
— Vale, yo también y no te imaginas cuánto — dije dándole un abrazo cálido — ¿Qué estabas viendo? — pregunté mirando la computadora en sus piernas, la computadora de ella.
— estaba viendo sus fotos — dijo entrando a un archivo.
Me acomodé para verlas mejor.
Las ganas de llorar aparecieron al ver sus fotos en aquella pantalla, Vale las iba pasando hasta llegar a mis fotos con ella, volví a sonreír al recordar cada uno de los momentos en esas fotos.
Después de ver casi todas las fotos, con el corazón roto salimos las dos del sótano para cada quien adentrarse a su habitación.
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Sólo Yo (Caché) | Terminada.
Fanfiction¿Quién dejaría ir la oportunidad de ir a una de las mejores escuelas de los angeles? Nadie, nadie la dejaría ir y menos estas dos chicas a las cuales les encantaba el arte. Daniela Calle y María José Garzón son dos chicas que viven en el mismo país...