Cap. 77 - Roba novios.

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— ¿Estás lista amor? — pregunté entrando a la habitación, la miré (la habitación) aún estaba vacía, sólo tenía la cama, dos muebles y la televisión.

— ¡No quiero ir! — se quejó tirándose boca abajo en la cama.

Dos semanas, habían pasado dos semanas desde que decidimos mudarnos a una casa sólo para nosotras y para el pequeño Ramón, en realidad no pasó nada interesante estás dos semanas, sólo estar con mi amor acurrucadas en la cama, viendo películas y series, ah y lo de la mudanza, ahora teníamos que ir a hacer el mercado, y ella no quería ir.

— ¡Ya! ¡Gorda! ¡Levántate! No hay nada y tengo hambre — me quejé yendo hacia ella.

— no — dijo contra una almohada.

— ¡Majo! — grité tirándome sobre ella.

No dijo nada y se quedó quieta.

Acerqué mi cara hasta su oreja y comencé a susurrarle en el haciéndola estremecer.

— ¡Daniela Calle! ¡Eres una maldita tramposa! — se quejó debajo de mi.

— sin groserías — volví a susurrarle al oído.

— ¿Si no? ¿Qué harás?

— tendrás una semana sin besos — usé sus mismas amenazas.

— ¡No puedes! No puedes vivir ni un segundo sin estos hermosos labios — dijo pasando los dedos por los labios, obviamente quería provocarme, pero esta vez yo no lo iba a permitir.

— ya lo veremos — dije entre dientes quitándome de encima — ¡María José! Levantase, no sea huevona.

— ¡Noooooo! ¡Idiota! — me miró, la miré con una ceja levantada.

— una semana sin besos, y sin hacer el cuchi cuchi — dije sonriendo victoriosa, ella me hacía sufrir, ahora yo la haría sufrir — ¡Poché! ¡Ya vamos! ¡Vamos por unos "tacos"! — me comencé a quejar como niña pequeña haciendo berrinche.

Se levantó de la cama y me miró pícaramente.

— ¿Y si mejor... Te "ataco" a besos? — dijo acercándose lentamente hacia mi, en mi cara se formó una gran sonrisa.

Llegó hasta mí y posó sus manos sobre mi cintura, mientras yo hacía lo mismo sobre sus hombros, acerqué mi cara poco a poco hasta la suya y cuando nuestros labios estaban apunto de chocar desvíe hacia su oído.

— me encantaría niñita grosera, pero ahora quiero tacos — susurré en su oído.

Me alejé de ella y agarré su mano para llevarla hasta la puerta de salida, ella alegando el porqué no la había besado.

Ahora teníamos una casa y no un apartamento, me encantaba, y más si era a su lado. Agarré las llaves de la camioneta y salí con ella hasta llegar a la puerta de copiloto, la abrí y esperé a que ella entrara para después continuar yo.

— te odio — dijo con el ceño fruncido cruzando los brazos.

— te amo — dije antes de prender el coche y manejar hasta el centro comercial.

Bajamos del coche y había un frío infernal, yo no tenía mucho, ya que llevaba una sudadera cerrada color rosa bebé, pero ella, llevaba sólo una camiseta delagda de manga corta negra. La miré abrazándose a si misma.

— ¿Tienes frío amor? — pregunté mordiendo mi labio para evitar reír ante tanta ternura. Me miró mal.

— no estúpida, hace mucho calor ¿No me ves? ¡Estoy escurriendo en sudor! — volteé los ojos — mejor abrázame ¿Si? — dijo acercándose a mí, pero no, no lo merecía. Me alejé un paso de ella y negué con la cabeza — ¿No me abrazaras? ¡¿Por qué!?

Sólo Yo (Caché) | Terminada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora