Capítulo 36

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San Francisco, Julio del 2026.

Peter llegó a California luego de varias horas de vuelo, agradecía que su automóvil contará con la tecnología Pym para minimizarlo y guardarlo en su maleta. En la ciudad activó el GPS de su teléfono colocando la dirección que los Hogan Potts le habían dado.

No fue difícil encontrar la casa que los Stark poseían en San Francisco. Aparcó en la calle dejando su equipaje en el vehículo y bajo para tocar el timbre. Sin embargo, unos gritos en el jardín llamaron su atención y se aproximó justo para ver a Cooper tirado sobre un arbusto.

Estuvo apunto de reír del chico cuando una bella joven en traje de baño que venía corriendo lo dejó sin aliento. Era María, no podía equivocarse ni confundir aquel rostro tan hermoso, pero lo que más llamó su atención fue su curvilíneo cuerpo.

Sin duda su amiga se había convertido en toda una mujer y en traje de baño dejaba a la vista cada una de sus curvas, esas que no pudo apreciar en el vídeo que Harley le envió por culpa de la toga que exigía una ceremonia de graduación.

No obstante, ver a María y Cooper besándose apasionadamente sobre los arbustos lo desconcertó. Su respiración se cortó como si un golpe le hubiera sacado todo el oxígeno contenido en sus pulmones, un mal sabor le recorrió la boca y una pesadez se instaló en su estómago.

Por qué le pasaban estas cosas a él? Primero tía May besándose en el salón del departamento y ahora esos dos revolcándose en el suelo. Aún sintiendo un nudo en el estómago trató de serenarse para carraspear fuertemente e interrumpir el incómodo momento.

— Peter — Murmuró María sorprendida.

No pudo responder ya que no encontraba las palabras para hacerlo, intentó ordenar sus ideas pero muchas incógnitas invadian su mente luego de presenciar la escena anterior. Eran novios? Cuánto tiempo llevaban juntos? Se preguntó.

— Ustedes... Son novios? — Cuestionó finalmente.

— Eso no es asunto tuyo, Parker — Contestó Cooper.

Peter le dió una mirada analítica y desafiante a la vez, el chico había crecido un poco, estaba más alto y musculoso, pero seguía siendo el mismo Cooper que siempre buscaba la manera de provocarlo haciéndolo caer en sus juegos.

— Ven pasa, a todos les alegrará verte — Sintió la cálida mano de María sostener la suya, pero Cooper estaba retándolo con la mirada y no iba a perder esa batalla.

— Claro — Respondió sin despegar los ojos del castaño frente a él.

— Andando — Demandó María terminando con el duelo de miradas al tomar tanto su mano como la de Cooper para guiarlos hacia el patio trasero de la casa.

Lo primero que divisó al adentrarse en el jardín fue una barbacoa y varios adultos alrededor. El señor y la señora Stark, los abuelos Pym, Ava, el señor Lang, los señores Barton, George y Rose. Más al fondo en la alberca pudo escuchar a los niños chapotear en el agua.

— Buenas tardes — Saludó recuperando la compostura.

— Peter! Bienvenido — El señor Stark se puso de pie para darle un caluroso abrazo.

— Que gusto verte, deberías visitarnos más seguido — La siguiente en abrazarlo fue la señora Stark.

Uno a uno lo fueron saludando para darle la bienvenida, incluso los más pequeños abandonaron la alberca al notar su presencia. Peter se sentía idiota por haberse alejado de esas personas que lo hacían sentir como en casa no importando en el desconocido lugar en el que se encontrara.

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