Capítulo 50

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Nueva York, Agosto del 2028.

Todo comenzó un fin de semana de febrero dónde María decidió presentarse en el cumpleaños de sus hermanos, ahí conoció al chico que actualmente la hacía sonreír y reír a carcajadas, le regalaba citas encantadoras y le robaba besos a cada hora del día.

En el pasado ya había tenido un par de relaciones furtivas que no pasaban más allá de las dos semanas. Parecía que los chicos se aburrían de ella, ya que siempre anteponía sus prioridades a continuar saliendo con ellos, así que fácilmente se alejaban hasta desaparecer.

No obstante, Kristoff Ritz era una gran excepción. En primer lugar el chico no se había acercado a ella por interés en su fortuna o en la empresa, pues de ser así habría aceptado la invitación al cumpleaños de los gemelos a la primera y no después de dar unas cuantas excusas.

En segundo lugar, llevaban meses en aquella relación que aún no tenía nombre y el chico no se marchaba como los demás. Kris era diferente, él era paciente, la apoyaba y la comprendía dándole su propio espacio y tiempo para que se relajara e hiciera sus cosas.

Durante febrero y junio estuvieron en contacto a través de llamadas telefónicas o redes sociales. En esos meses estuvieron conociéndose, compartiendo intereses, gustos, sueños, metas y una que otra anécdotas graciosa en sus vidas.

Descubrió que Kristoff Ritz venía de una familia de médicos y que todos esperaban que él estudiara medicina al salir de la preparatoria, pero él quería ser abogado algo totalmente opuesto. El chico nació el sexto día de mayo, por que lo cumplió su mayoría de edad dos semanas después que ella.

Julio llegó para comenzar las vacaciones de verano y al fin, luego de largos meses, pudieron verse frente a frente. Salían a diario, no sólo por las citas que ellos mismos planeaban, también por las contantes actividades que sus hermanos solían realizar en la ciudad.

Un día, durante la barbacoa familiar, Kris se le confesó tomándola por sorpresa. María no supo cómo responder o reaccionar, simplemente se dejó llevar por el momento y esta vez fue ella quién le robó un apasionado beso al chico.

En el fondo sabía que estaba mal ilusionar al muchacho de esa manera, pues su corazón ya estaba ocupado por un castaño despistado y torpe, el Hombre Araña, uno de sus mejores amigos que seguía siendo sólo eso, un amigo.

María suspiró resignada pensando profundamente en las palabras de Cassie, su mejor amiga tenía razón, no podía estar esperando a Peter toda la vida y chicos como Kristoff Ritz eran escasos, las probabilidades de tener otra oportunidad eran muy bajas.

Finalmente terminó aceptando los sentimientos de Kris y a diario intentaba corresponder de la misma forma. Hoy, durante la cena, anunciarían su noviazgo frente a su familia y María se encontraba nerviosa, apunto de sufrir un ataque de ansiedad.

Nunca había tenido un novio oficial así como tampoco había llevado a un chico a casa bajo esas circunstancias o condiciones. No tenía idea de cómo iba a reaccionar su familia y ese era su mayor temor, qué dirían sus padres, abuelos o hermanos.

— Tranquila, yo hablaré con ellos y aclararé todo. No te preocupes por nada — Calmó Kris tomando su mano para infundirle valor.

Sonrió aunque podía jurar que su sonrisa parecía más una mueca. Los únicos que estaban enterados de su reciente relación eran Cassie y Cooper, y tal vez Harley, pues dudaba que su amiga lograra ocultar a su novio una noticia de esa magnitud.

Al entrar a casa María tomó su lugar en la mesa junto a Kris. No era raro que los Ritz cenaran en la residencia de los Stark, ya que al tener padres ausentes ambos rubios siempre estaban solos por lo que eran invitados constantemente a la hora de comer.

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