Capítulo 65

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Huntsville, Julio del 2034.

Estaba dormido plácidamente en una de las camas de la habitación, el colchón era cómodo y es que no había nada más cómodo después de haber estado el día anterior desenterrando papas de la tierra.

Como todos los días desde que llegó a la granja de Cooper, su plácido sueño fue interrumpido por el sonido de las gallos cantando al amanecer. Howard gruñó al abrir los ojos y darse cuenta que no podría dormir más.

— Maldición — Se quejó la ronca voz de Nath.

Su mejor amigo estaba durmiendo en una cama frente a la suya y sus quejidos se volvieron más insoportables al notar que apenas eran las seis de la mañana. Nath se cubrió con las mantas en un inútil intento por continuar durmiendo.

— Será mejor que se levanten, hay mucho que hacer hoy — Escuchó la voz de Henry.

Su hermano mayor estaba en la parte de arriba del camarote dónde ambos dormían. La casa contaba con tres habitaciones, la de Cooper y Jaz, la que era utilizaba por Lila y la que ahora mismo se encontraban ellos.

Los padres de Nath decidieron tomarse unas vacaciones solos en pareja y Howard sospechaban que sus padres también debían estar divirtiéndose ahora que él y sus hermanos no estaban en casa para interrumpir sus caricias románticas.

— Malditas gallinas! Las voy a golpear si no se callan — Amenazó Nath levantándose de la cama para caminar hasta la ventana con un zapato en la mano — Esta vez no fallaré — Murmuró antes de arrojar su zapatilla.

El sonido de un vidrio romperse le hizo saber a Howard que definitivamente su mejor amigo no había heredado la puntería de Ojo de Halcón. Mientras tanto la puerta se abrió y Lila se preparaba para reprender las imprudencias de Nath.

— Qué fue eso? Intentaste matar a otro gallo? — Regañó Lila.

— Cuántas veces tengo que decirte que no entres aquí? Estamos desnudos — Contraatacó Nath.

El menor de los Barton señaló su cuerpo mostrando que no llevaba pijama, sólo ropa interior. El calor del verano en la granja era insoportable así que los pijamas habían quedado olvidados, los tres eran hombres y a ninguno le importaba que el otro durmiera en bóxers.

Por otro lado, este podría contar como el tercer vidrio que Nathaniel rompía en menos de una semana, pues ya había intentado anteriormente golpear a una gallina y sólo terminaba destrozando las ventanas del establo de los caballos que se encontraba frente a la casa.

— Podrías salir para vestirnos? — Gruñó su amigo interrumpiendo los reproches de Lila.

Su hermano se levantó bajando del camarote para tomar su ropa y meterse al baño privado de la habitación. Howard sonrió al ver los ojos de Lila pasearse por el torso de Henry, perdiendo por completo el hilo de la discusión que mantenía con Nathaniel.

La chica se retiró del cuarto con un enorme sonrojo en su rostro, pues Henry antes de meterse por completo al baño dejó a la vista como su ajustada ropa interior se pegaba en su trasero, como si fuera una segunda piel que no dejaba nada a la imaginación.

— Cuando quiera callar a mi hermana, sólo llamaré a Henry — Se burló Nath.

Howard se levantó riendo ante el comentario de su mejor amigo y buscó su ropa para cambiarse. No tomaría una ducha, no le veía el sentido de bañarse en las mañanas si al final del día iba a terminar todo sucio y tendría que bañarse otra vez.

Una vez listo bajó a desayunar en compañía de su amigo y su hermano. Los tres chicos tomaron su lugar en la mesa y Henry antes de sentarse saludó a su novia con un beso causando diferentes reacciones en los presentes.

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