Capítulo 55

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Nueva York, Septiembre del 2030.

Una tarde después de acabar otra jornada laboral en Innovaciones Williams, Peter recibió una llamada de Mary Jane informando que Harry finalmente había despertado de su inconsciencia y que quería verlo.

Al principio Peter se asustó de los motivos que pudiera tener Osborn para solicitar su presencia en el hospital, pues la última vez que lo vió intentó matarlo en aquella armadura verdosa con patineta voladora incluída.

Grande fue su sorpresa al llegar al hospital y que los médicos informaran el diagnóstico de amnesia en el paciente. Mary Jane le explicó que Harry pensaba que aún eran amigos y por esa razón quería compartir con él.

Pasaron un par de días en que los médicos se encargaron de realizar números exámenes para dar de alta a su ahora amigo. Una vez que el paciente fue instalado en la mansión Osborn, Peter fue a visitarlo junto a Ned.

Aún le costaba creer que gracias a esa caída existía la posibilidad de que Harold Osborn jamás recuperara la memoria. No quería sonar egoísta, pero dentro de él había un fuerte deseo que anhelaba que esto fuera permanente.

Un Harry sin memoria implicaba que no tendría a un sujeto detrás de él en armadura de duende siguiéndolo por todo Nueva York para matarlo y sobre todo no habrían más conflictos relacionados con Norman Osborn.

En la mansión fueron recibidos por Bernard, el mayordomo de la familia Osborn. Este se alegró profundamente de que los amigos de Harry fueran a visitarlo, ya que Mary Jane se encontraba ausente debido a su trabajo.

— Un regalo de bienvenida — Saludó Peter a Harry obsequiándole un videojuego.

— Es la última edición, Peter y yo la compramos para ti — Sonrió Ned dándole un abrazo a Harry.

— Tú también eres mi amigo? — Preguntó Harry correspondiendo el abrazo.

Ned se desconcertó por un momento, al parecer Harry sólo recordaba a Peter y tenía sentido, pues ambos eran compañeros de clases en la universidad. Sólo se topaban con Ned algunas veces en el campus o en el edificio donde vivieron en Cambridge.

— Estudiamos en la misma universidad y fuimos vecinos por un tiempo — Explicó Ned.

— Ya veo, ustedes son mis amigos. Tengo amigas? — Preguntó esta vez.

— No, creo que no — Contestó Peter.

— Bernard. Tengo amigas? — Preguntó Osborn a su mayordomo que los miraba atentamente desde las escaleras que conducían al segundo piso.

— No que yo sepa, señor — Respondió el anciano.

— Mejor vamos a jugar — Se apresuró a decir Ned, pues él amaba los videojuegos y estaba impaciente por probar ese que habían comprado.

Los tres atravesaron los pasillos de la lujosa mansión Osborn para llegar al salón principal. Harry parecía maravillado con la vivienda y no podía evitar hacer comentarios alusivos a la arquitectura de su hogar.

— Al parecer dinero no me falta, tal vez así tenga amigas — Comentó.

Peter sólo sonrió, aunque no estuvo de acuerdo para nada con aquel comentario, pues los amigos o amigas no se podían comprar con dinero, a menos que lo que Harry buscara no sea precisamente una relación de amistad.

Al llegar al salón principal se encontraron con una enorme pintura de Norman Osborn y el dueño de la mansión sólo pudo quedarse estático por unos segundos admirando de forma pensativa el retrato de su difunto padre.

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