Aprendiendo Junto A Ti

Capítulo 37

San Francisco, Septiembre del 2026.

Los días pasaban y para su desgracia el verano terminó. Sus padres, hermanos, abuelos y Harley regresaron a Nueva York. Los Barton se marcharon a Misuri y a María no le quedó más que instalarse en el departamento junto a Cassie.

El inicio en la universidad no fue tan malo, su horario era relativamente ligero por lo que decidió tomar algunas clases de segundo año para terminar lo antes posible su educación. La habitación de invitados del apartamento se volvió su laboratorio y santuario para estudiar.

Harley solía visitarlas de vez en cuando por un fin de semana, bueno, más bien visitar a su novia, Cassie. María odiaba quedarse en el apartamento cada vez que esos dos se encerraban en una habitación y los gemidos se hacían inevitables de oír.

Por esa razón solía quedarse con Rose y George las noches en las que Harley estaba en San Francisco. Obviamente los padres de Cassie no tenían conocimiento alguno de las constantes visitas del rubio sino le pedirían a su hija que regresará a casa con ellos.

María veía a Rose cada vez más decaída, la vieja niñera de su madre estaba enferma de artritis la cual había sido diagnósticada hace unos años. George era muy amable al hacerse cargo de las afecciones que sufría la mujer.

— No te levantes, te traeré el desayuno a la cama — Ofreció George a Rose.

— No sé qué haría sin ese hombre — Mencionó riendo la mujer mayor cuando George se retiró del cuarto.

— Ustedes nunca han formalizado su relación? — Preguntó curiosa.

— Qué dices niña? George sólo es mi viejo compañero de trabajo y un buen amigo — Dijo con una sonrisa.

— Yo creo que le gustas — Murmuró.

— Por qué dices eso? — Cuestionó alzando una ceja.

— Mamá me contó que apesar de que ya no trabajen para los Pym, George nunca se fue de tu lado y se quedó contigo cuidándote todos estos años — Explicó.

— Eso no significa que seamos pareja, Mary — La anciana utilizó aquel apodo cariñoso — Mejor cuéntame tú, debes tener muchos pretendientes en la universidad — Aseguró.

— Pretendientes o interesados al saber que soy la heredera del imperio SPIT — Comentó rodando los ojos.

— Esas cosas pasan cariño, pero ya llegará el hombre que te quiera por lo que eres — Sonrió.

María correspondió la sonrisa y se despidió para ir a la cocina a auxiliar a George. Sin embargo, las artes culinarias no eran su fuerte y terminó quemando un par de tostadas, finalmente fue George quién la auxilió.

— Creo que heredaste las habilidades de tu padre en la cocina — Comentó riendo el mayor.

Se sonrojó ante las palabras de George y más al ver las tostadas quemadas en la basura. No obstante, los recuerdos de su padre quemando la comida fueron tan reconfortantes y alegres, que no pudo evitar sonreír con nostalgia.

Lo extrañaba mucho, a él, a su madre, a sus hermanos y abuelos. Las tardes en el taller con su padre era lo más divertido de los domingos y hoy no podía disfrutar de aquello, pero al menos Rose y George estaban allí.

Cerca del mediodía se despidió de ambos ancianos y antes de regresar al departamento pasó a un Burger King. La finalidad era recordar esos días en los que papá la recogía de la escuela cuando era pequeña y comían una hamburguesa cerca de un parque.

Esperando que Cassie y Harley hayan terminado de demostrar su amor o al menos estuvieran vestidos, entró al apartamento. Lamentablemente sus plegarias no fueron escuchadas y un Harley en ropa interior, preparando algo de comida en la cocina, la recibió.