12.

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— Jungkookie —susurró—. Toma mi mano.

— ¿Ah?

— Toma mi mano —repitió, extendiéndola hacia él.

— Yoongi, estamos en público.

— No importa, tómala —insistió. Jungkook le miraba con duda, buscando saber si es que bromeaba con ello.

— ¿En se-? —el otro tomó su mano, haciéndole callar.

El menor bajó levemente la mirada cuando el cajero apareció, cobrándole a Yoongi las cosas que habían comprado y saliendo junto a él de ahí luego.

Atravesaron aquella gasolinera con sus manos juntas, entrelazadas, Jungkook tan sonrojado y Yoongi sonriendo suavemente. Era extraño mostrarse así de confiados, mostrarse juntos ante el resto. Habían estado dos años viviendo en una comunidad algo apartada, pasando su tiempo principalmente dentro de la casa, así que no habían tenido esa oportunidad de comportarse como pareja en el exterior, de sentirse libres de ello.

El transcurso en el auto fue tan silencioso, con aquel ambiente incómodo que ni Seokjin, ni Taehyung, ni Jimin, podían tratar de alivianar; Jungkook estuvo recargado en el pecho de Yoongi, tomando aún su mano y acariciándola con la otra, tan suavemente, tan lindo, mirándolas con tanto cariño.

Para sus acompañantes, era algo raro verle tan sonriente, tan calmado, considerando que apenas la noche anterior había mencionado una infidelidad de su parte y que la rabia en sus ojos había sido tan real, casi tan real como los ojos brillantes y llenos de felicidad que tenía ahora.

Por eso es que ninguno se atrevía a decir algo. Si Yoongi le había sido infiel, ni sus amigos ni su hermano podrían perdonarle y tratarle como el novio que merecía Jungkook.

El problema es que no sabían qué creer si Jungkook no se los aclaraba.

Se suponía que lo llevarían con su familia, ¿cierto? Creían que el punto era dejar a Yoongi y regresarlo a su ciudad, a su casa y con sus conocidos de toda la vida, pero parece ser que su idea era ir y, sí, recuperar su vida, pero con Yoongi.

Como sea, no iban a cuestionar su decisión.

[ ... ]

— Yoongi y yo... hemos estado muy bien —sonrió—. Nunca nos faltó nada; vivimos bien, comemos bien, teníamos todo. No había de qué preocuparse.

— Jungkook, huiste con él de un día para otro, una maleta tuya fue encontrada en la calle y eso solo nos llenó de dudas.

— Les hice una carta, Tae.

— Eso no es suficiente. Tus cartas no especificaban mucho, no sabíamos qué creer, si tal vez él te obligó o algo. No pudimos hablar contigo ni saber si realmente estabas seguro de querer estar con él, allá, solos.

— Me fuí porque quise.

— No quiero hacerte sentir regañado, pero... es solo que te extrañé mucho. Necesitaba verte y escuchar de tus labios que realmente estabas bien, que lo estás ahora.

— No importa. Te quiero, los quiero, solo... no sabía qué hacer.

— ¿Por qué no volviste?

— No sabía si querrían verme. Cuando me fuí, lo hice con la sensación de que todos aquí me odiaban.

— Jungkookie... —se acercó, sintiendo un nudo formarse en su garganta ante el deseo de llorar, pues la culpa por todo aquello le seguía afectando.

— Pero no se preocupen, que no le guardo rencor a nadie. Los quiero —se apuró en aclarar.

— ¿Ya terminaron? —la puerta se abrió, dejando ver a Yoongi asomado tras ella.

Disasterology 윤국 YoonKook • Donde viven las historias. Descúbrelo ahora