49. Piénsalo Bien

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___(t/n) POV

Escuché el mar y sentí como mi cuerpo caía en el frío suelo de concreto. Estaba muy oscuro y apenas podía distinguir los rostros de quienes me habían rodeado. 

Me retorcí intentando liberarme de las cuerdas que me apresaban, pero era bastante difícil, no podía moverme. 

Tenia que soltarme, no podían atraparme, menos cuando debía salvar a Gon y a mi familia. Era cierto que creía que las balas no acabarían con Gon, pero si me tardaba mucho, podía morir por la perdida de sangre. 

- Ya dejenme ir! - exclamé llena de frustación. Estaba brillando aun, pero sentía como las cuerdas de a poco drenaban mi fuerza. Estaba muy asustada, pero ese miedo lentamente se transformaba en frustación.

- Oh, lo siento, me temo que eso no será posible - sentí que quien habló caminaba hacia mi - buen trabajo, al menos pudieron localizar a la chica fantasma.

Esa voz... era familiar. Me moví como pude para girarme y verlo. No podía creer lo que mis ojos me mostraban

- Na-Nakamura? - ¿como era posible que él estuviera aquí? No tenia sentido. Haru Nakamura, el hijo del alcalde**, ¿que hacia en este lugar, junto a los piratas? 

- ¿Te conozco? - se paró a mi lado y me observó con cuidado, como intentando descifrar mi rostro.

Quizás solo me buscaba para obtener la recompensa, pero si ese hubiera sido el caso, ¿por qué había usado el agujero para transportarme, como los secuestradores? No entendía nada. 

- Soy yo, ___(t/n)! - lo miré fijamente para que me reconociera. Si él me había atrapado, estaba salvada, si le explicaba todo seguro me soltaría. Quizás los piratas también lo habían atrapado a él, y estaba aquí bajo sus ordenes, obligado...

Mi energía se acabo y con ello mi brillo. Ya estaba agotada y a penas podía respirar. Nakamura abrió grande los ojos al ver mi rostro y luego miró a su alrededor.

- Déjennos - ordenó una sola vez. Los demás secuestradores obedecieron protestando. Pero, si él también había sido secuestrado, ¿Por qué ellos le obedecían? Nakamura se arrodilló a mi lado, contemplándome impresionado - Vaya, de verdad eres tu, ___(t/n).

- Tienes que dejarme ir, ellos tienen a mi amigo Gon, y él está herido; no resistirá mucho más.

Nakamura levantó su mano y acarició mi cabello, revuelto por el forcejeo. Aun que no me agradaba que él me tocara, lo dejé estar.

- Lo siento, pero no puedo hacer eso - me respondió sin aflojar ni un poco las cuerdas que me mantenían prisionera.

- No te preocupes, Nakamura, podemos irnos juntos y huir de este lugar - le dije. Suponía que si lo tenían prisionero aquí, obligándole a trabajar para ellos, lo que necesitaba, al igual que yo, era ayuda para escapar.

- ¿Irnos? - me miró sonriendo. Su sonrisa me dió mala espina - Ah, ya entiendo, tu crees que yo estoy aquí atrapado, igual que tu... - entonces soltó una carcajada - dulce e inocente ___(t/n), me parece que aun no entiendes qué está pasando...

Sentí como si me hubiera lanzado un balde de agua fria. Por supuesto, el no estaba atrapado ahi, era parte de ellos. Seguramente habia sido él quien les habia facilitado las cosas a los secuestradores, seguramente él era parte de todo este maldito desastre. 

- Eres un desgraciado! - exclamé llena de ira. El sonrió y me agarró el rostro con una mano acercando su cara a la mia, al mismo tiempo que sentía como las cuerdas se ajustaban más, haciendome daño.

- No, esa no es la forma en la que me gusta que me hables - me susurró. Yo dejé escapar una queja de dolor - así que al fin llega el día en que te tengo a mis pies - se regodeó.

- Sueltame ya! - y me moví apartando mi rostro, liberandome de su agarre.

- De hecho quizas podria hacerlo, si me lo pides como se debe - toda esta escena parecia divertirle mucho.

Lo miré llena de enojo y frustración. Entonces el se puso de pie frente a mi.

- Vamos, ruega, grita... - vi como apretaba su puño y sentí como las cuerdas me oprimian con más fuerza. Grité de dolor. Quemaban - ¿sabes que fue lo mejor de encontrarme con estos sujetos? Uno de ellos despertó mi fuerza, y me enseñaron a usar este poder! 

Las cuerdas dolían y comenzaba a sentirme asfixiada. Nakamura soltó una carcajada al escucharme gritar; como si lo disfrutara. Cuando el aire se me acabó y estaba al borde de la inconsciencia, él soltó las cuerdas un poco. Tomé una gran bocanada de aire. No podia creer lo que estaba ocurriendo. 

 - Haz dejado que masacren a este pueblo y a su gente! - exclamé al borde de las lagrimas - se llevaron a mi familia, se llevaron a mis amigos! Tu los conoces, a casi todos ellos!

- Esa gente es solo escoria, ___(t/n) - hizo un ademan como alejandolos con la mano mientras ponia cara de disgusto - no valen ni el precio que pagan por ellos en la subasta de esclavos.

- Eres un maldito! - exclamé furiosa. Se paró junto a mi y con el pie me volteó para que quedara boca arriba. Se inclinó para mirarme.

- Tu amigo y tu en cambio, por sus habilidades valen mucho más - sentí como las cuerdas me arrastraban hasta quedar apoyada en la pared, semisentada, con los brazos extendidos a cada lado. El se arrodilló para quedar a mi altura.

- Dejame ir ahora! O vas a arrepentirte Nakamura! - hice fuerza para intentar liberarme pero eso solo me hirió mas los brazos.

- No puedo dejarte ir, o el jefe se desepcionaría de mi - y me acarició el rostro - ademas, tu amigo es una carga muy valiosa  - cuando lo escuché decir eso, la sangre me hirvió  - pero aun puedo hacer algo por ti si me das algo a cambio - y vi como pasaba su lengua por el labio inferior. Un escalofrio de repulsión me recorrio el cuerpo - podria interceder con el jefe, para que no te mate... podrías volverte mi compañera - susurró en mi oido - solo tienes que concederme un deseo, piensalo bien... - e inspiró como absorbiendo mi aroma. 

- Me das asco, Nakamura - murmuré apartando mi rostro para alejarme de él lo que más podía. Soltó una risita desagradable. No quería que él se diera cuenta, pero yo estaba muy asustada. Él podía hacer lo que quisiera conmigo y no habia nadie que pudiera detenerlo. Tenerlo tan cerca me causaba repulsión - si te atreves a tocarme vas a rogar no haber nacido.

- Eso es lo que me agrada de ti, ___(t/n), eres como un animal salvaje - se alejó un poco de mi cruzandose de brazos - aun tendrás varios días para pensarlo en el barco. Tú y tu amigo son mi carga especial, y seguramente mi pase dorado a la confianza del jefe. No te vendría mal aliarte conmigo... A este paso pronto estaremos a la altura de las arañas.

Se puso de pie y llamó al resto de los sujetos. Ellos volvieron a entrar en un par de segundos, acompañados de una mujer pequeña de piel oscura y cabello turqueza. Sus ojos eran de un verde brillante. Estaba cubierta de vendajes, algunos con un poco de sangre.

- Márcala - ordenó Nakamura refiriéndose a mi. La mujer se me acercó y sacó una daga de su manga. Se me aceleró el pulso. 

Ella tomó mi mano, y sentí como me hacia un pequeño corte en la palma. Resistí el dolor, asustada. Luego en silencio vi como quitaba los vendajes de uno de sus brazos y me di cuenta de que estaba lleno de pequeñas cicatrices. Con el filo de la daga que tenia mi sangre hizo un corte en su brazo, junto a una herida resiente. Seguramente le habían hecho lo mismo a Gon. Mi palma ardió como si estuviera sosteniendo una braza al rojo vivo. Grite de dolor.

- Ahora aun que escapes, sabremos donde estas, fantasma - me advirtió uno de los sujetos.

- Llévenla al barco, solo unos pocos más y nos iremos, en cuanto suba la marea - Nakamura salió de la habitación.   

Uno de los tipos se acercó a mi con un paño húmedo y lo puso en mi cara cubriendo mi nariz y boca. Tenia un olor cítrico un poco dulzón. Supe entonces que era cloroformo. Luché y pataleé todo lo que pude pero era inútil.

Al cabo de unos instantes, todo se fue a negro. 

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** Referencia al capitulo 2. Angel Guardián.

El Rescate (Killua Y Tu) HxH Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora