51. Culpa

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Killua PoV

Quedaban aproximadamente 3 días para la luna nueva, la noche más oscura del mes, la noche en que la marea subía, en la que los secuestradores sacarían el barco de entre las cuevas, pasando por las rocas sin ser dañados . Aun así no era una maniobra fácil, ni para el marino más experimentado.

La noche anterior me había dedicado a explicar todo cuanto sabia a los amigos de Touma, sin embargo no llegamos a ninguna conclusión. La verdad era que, aun cuando Kurapica y Leorio regresaran, el escenario era dantesco. Al darse cuenta de la gravedad de la situación, y el poco tiempo que nos quedaba para actuar, se había hecho un profundo silencio en la habitación. Nadie quería decir lo que todos pensábamos. Sacarlos de ahí y volver todos vivos era algo prácticamente imposible.

Sin embargo y a pesar de lo imposible de la tarea, nadie quiso echarse atrás, o si quiera pensar en darse por vencido; habíamos acordado reunirnos nuevamente hoy en la tarde, para trazar una suerte de estrategia que nos diera aun que fuera una mínima posibilidad de rescatar a los secuestrados y sufrir la menor cantidad de bajas. Era bastante difícil ser positivo cuando no sabias a ciencia cierta la cantidad de enemigos o comprendías bien como funcionaban sus habilidades. Estábamos en evidente desventaja y todos lo sabían.

Me encontraba pensando en todo esto recostado en un colchón inflable que Touma me había dado para que durmiera, en el piso de su habitación. De vez en cuando dirigía la mirada a su ventana, en dirección al mar. Estaba exhausto, física y mentalmente agotado, y hubiera dado lo que fuera para que por unas horas mi cerebro dejara de pensar en lo que podría haber hecho mejor, en como si hubiera pensado dos veces las cosas quizás todo habría sido diferente; y Gon y mi dulce ___(t/n) estarían conmigo ahora, y no atrapados en algún sucio y húmedo calabozo, en un barco que los llevaría a su muerte.

Al intentar dormir las pesadillas no me dejaban tranquilo, y a penas había podido pegar un ojo,por lo que al despertar esa mañana, estaba casi tan cansado como la noche anterior.

Touma se había despertado muy temprano, y con cuidado había salido de la habitación, intentando no hacer ruido. Yo me hice el dormido. No tenia ganas de hablar. Seguramente se había levantado para ayudar en la panadería de sus padres. Por la noche yo me había negado repetidas veces a quedarme en su casa a dormir, pero él había insistido, sabiendo quizás que si me iba, no dormiría en absoluto. No tenia la fuerza ni el valor para regresar a la casa de ___(t/n) solo, era un dolor que aún no me atrevía a enfrentar. Apreté la mandibula con frustración; nada de esto debio pasar, se suponia que yo debia protegerla.

De repente alguien golpeó la puerta y entró. Touma traía en sus manos un bandeja con pan recién horneado y miel, lo acompañaba un vaso de leche. Me extendió la bandeja mientras se sentaba en su cama. A decir verdad, desde que había recurrido a él por ayuda, Touma haba sido excepcionalmente amable conmigo.

- Se que no dormiste nada - me dijo mirando a otra parte - esto te ayudará a recuperar un poco de energía.

- Gracias - respondí. Observé la comida y tomé el vaso de leche, pero no fui capaz de llevármelo a los labios. Tenia un nudo en el estomago, no podía comer.

- No seas tímido, come, yo ya desayuné - me alentó.

- No es eso - respondí - es que... no tengo hambre aun, es todo.

- Anoche tampoco cenaste nada - frunció el ceño - no es bueno que no comas.

Touma tenia razón, pero yo... realmente había perdido el apetito.

Di un largo suspiro y bajé la mirada.¿Como podía estar aquí y comer tranquilamente cuando ellos estaban probablemente pasando frió y hambre? Todo porque no había pensado mejor las cosas, porque no había sido lo suficientemente rápido, porque les había fallado.

Él me observó como intentando leer mis pensamientos.

- No es tu culpa, Killua - soltó de repente - que se la llevaran, que no pudieras evitarlo... no es tu culpa.

Sus palabras me habían agarrado con la guardia baja.

- Yo...

- Se que eso es lo que estas pensado, y por eso no puedes dormir, y no tienes hambre. Por eso no dejas de mirar por la ventana, hacia el océano.

Sentí como mis ojos se humedecían y giré la cara, para que no me viera. Tenia razón.

- Claro que lo es. Es mi culpa.

- Yo me sentía igual cuando se llevaron a mi hermana, ¿sabes? - me dijo recostándose en la cama, mirando al techo - si la hubiera acompañado, si no hubiese dejado que saliera esa noche, si la entrega la hubiese hecho yo... ella no estaría perdida. Pero esos pensamientos son inútiles Killua, y una estupidez, te consumirán antes de que te des cuenta - se giró hacia mi entonces, y volví a ver ese fuego en sus ojos, que había aparecido la noche anterior - la culpa no es tuya, ni mia, es de esos malnacidos - lo observé sin saber que responder, tenia razón - así que anímate y come de una vez, o no tendrás la fuerza suficiente para partiles la cara.

Logró sacarme una sonrisa. Maldito pelirrojo.

- Gracias - le respondí a falta de algo más coherente que decir.

- No te acostumbres - dijo levantándose - cuando traigamos de vuelta a ___(t/n), volveras a ser el enano albino - y me dedicó una media sonrisa. Idiota.

- Y tu el cabeza de oxido - me burlé dándole un mordisco al pan antes de que siguiera enfriándose.

Por la noche salimos en dirección al bosque. Alli nos encontrariamos con Kurapika y Leorio para luego dirigirnos a la casa de uno de los amigos de Touma, Harada.

- ¿Estas bien? - me preguntó Kurapika mientras caminábamos por la ciudad. Yo asentí - haremos pagar a esos malditos...

Vi como sus ojos se tornaban rojos. Leorio apretó los puños.

- Se arrepentirán de haberse metido con nuestros amigos - murmuró - cuando venia hacia acá pensé en mil maneras de hacerlos llorar.

Yo solté una pequeña carcajada al ver la cara impactada del anaranjado.

- Me agradan tus amigos - me confesó.

No se me había pasado por la cabeza que los muchachos posiblemente estaba enfrentándose a la misma sensación de culpa que yo. Me contaron que el día del secuestro habían recibido llamadas de Gon, pero no habían contestado, por el acuerdo que teníamos. Ambos sonaban frustrados y deprimidos; pero como me había dicho Touma, no dejaban que esos pensamientos los consumieran.

Tocamos la puerta de una casa amarilla con una bici en la entrada. Harada abrió la puerta.

- Estabamos esperandolos - nos dejó pasar. Todos los otros amigos de Touma ya estaba ahí.

Era hora de discutir el plan.

El Rescate (Killua Y Tu) HxH Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora