Pov Beatriz:
Dios de mi vida y de mi corazón... Sentía como si me hubieran metido una tonelada de hierro en el cuerpo. Sentí que alguien cerraba la puerta, pero nada más ese ruido era como si me pegaran balazos con una metralleta en la cabeza, el dolor era insoportable.
- ¿Carlos? ¿Qué haces tu aquí?
Carlos - Después de la borrachera de anoche no te iba a dejar volverte sola.
- ¿Dónde has dormido?
Carlos - En el sofá - A Carlos se le cayó el teléfono y yo vi las estrellas.
- Dios... no puedo con este dolor de cabeza.
Carlos - ¿Necesitas algo?
- Que me cortes la cabeza.
Carlos - ¿Y no tienes aspirinas?
- No - Me levanté de la cama y miré el espejo que tenía enfrente. Parecía la niña del exorcista.
Carlos - He llamado a los demás, están de camino.
- Joder, ya no me acordaba. No estoy ahora mismo para aguantar las imbecilidades de James.
Carlos - ¿Lo has echado mucho de menos?
- ¿Por qué te crees que ayer me puse a beber? Es como si ya no existiera para él, como sino fuera nadie - Carlos se fue a la cocina a desayunar y yo me duché. El ruido de la ducha parecía un taladro en mi cabeza. Me dejé el pelo mojado suelto y me puse el pijama de verano, la verdad es que ya hacía mucho calor.
Carlos - En vez de ojeras parece como si hubieras cogido pintura negra y te las hubieras pintado.
- Doy fe de que son naturales. Aparte no he descansado mucho estos días.
Carlos - ¿Por qué?
- ¿Ves la montaña de folios y carpetas? ahí tienes la respuesta - tocaron la puerta - Carlos ve a abrir, yo voy al baño a vomitar - saliendo corriendo
Carlos - Jajaj pobre.