Pov Beatriz:
Me levanté a media noche ya que me desvelé. No tenía maldita idea de que podía hacer. Me vestí y fui al único sitio al que sabía que podía acudir.
Sami - ¿Bea?
- Si, soy yo, ábreme - Me abrió el portal y subí a su casa.
Sami - ¿Estás bien?
- La verdad es que no, no se que hacer.
Sami - No hagas caso a lo que dijo Felipe, es tonto.
- No es tonto, lo que dijo era verdad y me han entrado dudas
Sami - A ver, a mi me gustaría que te quedaras, pero es una decisión que tienes tu sola que tomar.
- No puedo tomar esa decisión yo sola.
Sami - ¿Por qué no intentas descansar a ver si se te aclaran las ideas?
- Ya lo he intentado, pero me es imposible.
Sami - ¿A qué hora sale el avión?
- A las cinco de la tarde.
Sami - Si quieres quédate aquí en lo que te lo piensas, así no tienes la presión de que estén todos contigo esperando una respuesta.
- Vale - Ya que no podía dormirme me hice un café y estuve toda la noche pensando sin encontrar una solución correcta. A eso de las nueve de la mañana se levantó Sami.
Sami - ¿Todavía sigues despierta?
- Si.
Sami - Creo que no fue buena idea que te quedaras con un café en la mano ¿No crees?
- Lo creo.
Sami - Anda vete a dormir, yo me voy a trabajar - Me metí en la cama de Sami y cerré los ojos. Tal cual los cerré los volví a abrir, me creía que habían pasado minutos pero cuando miré la hora la angustia se apoderó de mi. Eran las cinco, acababa de perder el avión. Como pude fui corriendo a mi casa a coger la maleta y me fui al aeropuerto. Había otro avión a Los Ángeles en una hora así que decidí coger aquel avión, llegaría a las tres de la mañana. No pude evitar echarme a llorar en el avión ya que pensé que el pobre de James estaría hecho trizas y lo comprendía, así que intenté dormirme y no pensar más en mi vuelta. Llegué al aeropuerto y pedí un taxi. Al llegar a la casa de los chicos toqué dos veces a la puerta en vez del timbre y Logan me abrió con cara de sorpresa. Le hice un gesto de que se callaran ya que James no estaba, pero apareció saliendo del baño, sólo que estaba de espaldas, por lo que aproveché y le tapé sus preciosos ojos.