Capítulo 13

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Aparque en la entrada detrás del auto de mi padre que parece adivino pues sale de inmediato de la casa. Abro la puerta y salgo del auto sosteniendo entre mis manos el cristal de la ventana.

—¿Todo bien? — pregunta y me ofende un poco, pero estoy abrumada para pensarlo.

—¿Me puedes ayudar por favor? — asiente y camina hasta el auto rumbo hacia Sebastián.

—Vamos pequeño, dormirás en la habitación del abuelo — carga en sus brazos a Sebastián — entra tenemos que hablar.

Cierro la puerta del auto y los sigo detrás su casa es grande no enorme pero lo bastante para decir que tiene dinero es sencilla, pero con buen gusto algo que no tenemos en común. Caminé hasta su cocina y abrí las gavetas hasta encontrar el elixir.

—Ya he acostado a Sebastián ahora dime qué es... — se detiene en cuanto me ve destapar la botella de vino y llevarla a mis labios — creo que no fue nada bueno.

El vino tinto pasa por mi garganta refrescando la para hablar de todo lo que está pasando ahora mismo. La bajo y dejo en la mesa donde me siento frente a él.

—Estoy segura de verdad que me es infiel, créeme puedo perdonar lo que sea, pero esto no, jamás una infidelidad – dije pasándome las manos por el cabello.

—No debo decirte que me alegra que hayas decidido irte de ahí porque es descortés, pero, me alegra de verdad que lo hayas dejado por el motivo que sea.

Es más fácil escuchar eso que hacerlo. Por supuesto que lo amo, pero también me duele esto. Mire alrededor y la sensación rara se coloca en mi pecho

—¿Cuándo se va esa sensación de miedo?

—Es libertad no miedo — dice dándome su mano – no me malinterpretes por él pude tener una relación contigo y tengo un nieto, pero son más las cosas malas que ha hecho que las buenas.

—¿Lo odias? — pregunte.

—Odio en lo que convirtió a mi hija y deseo matarlo si descubro que te ha hecho daño.

Intenté suspirar, pero me dolió el pecho sentí como se entumían mis manos y no puedo respirar no...

—No puedo respirar — dije asustada se levantó y me presionó el estómago — yo... no...

Mire mis manos y me asuste en cuanto vi que temblaban y no podía pararlo.

—Calma es un ataque de pánico pronto se te pasará — siento que me muero como si fuera un ataque al corazón de tanta presión acumulada — trata de respirar por la nariz

—¿Te casas conmigo? — preguntó arrodillándose frente a mí

Mierda todo está pasando rápido aquí siento un nudo en el estómago al escucharlo hablar

—¿Qué haces? — pregunte nerviosa

—Tú, Aurora, estás esperando un hijo mío y a pesar de que fue una sorpresa me encantaría de verdad que este bebé nazca estando casados — abre la pequeña caja negra de terciopelo y veo un hermoso anillo con un diamante casi del tamaño de un centavo brillando ahí.

—Yo... pensé que no nos casaríamos.

—No pienses que fue obra de mi familia, sino que yo deseo casarme contigo, te amo y quiero estar a tu lado en todo momento desde hoy.

Le miro el rostro emocionado y un tanto preocupado y asiento.

—Casémonos — dije y me pidió la mano para ponerme en el anular mi anillo nuevo.

𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora