Años más tarde...
"Un rey no puede ser un rey sin la fuerza de su reina".
Esa frase la escuché por primera vez hace un tiempo, pero quisiera corregirla y decir que un rey no puede serlo sin valor, ni amor al pueblo que lo mantiene. A veces podemos creer que todo sale bien después de un tiempo, pero a veces todo sale peor.
—¡Aurora! — grito molesto.
Me puse en pie en cuanto lo escuché. Deseaba pasar un rato más aquí en el jardín, estar adentro me resulta bastante agotador. Veo que camina rápido hasta donde estoy con una mueca en la cara, llega hasta a mí y me toma del hombro.
—¿Por qué no respondes cuando te llamo? — pregunta indignado
—Estaba disfrutando mi momento a solas en el jardín, sin que nadie me interrumpiera, bueno hasta ahora — solté con una sonrisa falsa.
—Tu tiempo se acabó, mi familia llegará pronto y debes prepararte — dice y baje la mirada para verme.
—¿Qué le ocurre a mi ropa? — le pregunté confundida.
—Estás sucia, tienes lodo en la cintura además ya te he dicho en millones de ocasiones que no uses tus vestidos aquí en la tierra para eso debes usar tu otra ropa.
—No me apetecía cambiarme — respondí.
—Pues ahora tendrás que hacerlo y decirle a Margarita también que debe vestirlo porque está mucho peor que tú — dice girando la cabeza para verlo.
Hago lo mismo y me giro aún con mi brazo entre sus manos, un pequeño de cabello rubio oscuro está sentado en una tranquilidad jugando con una lupa en el césped mientras ríe.
—¿No puedes dejarlo jugar un rato más? — le pregunte.
Niega con la cabeza — Puede jugar en su habitación antes de cenar, pero aquí afuera no puede ser peligroso aún con los guardias vigilando — me aparto un poco — Sebastián.
Levanta la cabeza y en el rostro se le puede un par de manchas de lodo, pero al igual que una sonrisa que me hace imitarlo.
—Debemos entrar para darte un baño antes de que lleguen los abuelos — dije y asintió poniéndose de pie.
En cuanto lo hace no dice nada más solo nos mira con una sonrisa tímida y camina hacia el interior por el camino de piedras.
—Es bastante obediente — murmuró mirando como sin detenerse se dirige hasta donde está Roberta.
—Mucho más que su madre — murmura con desdén.
Lo miro, pero ya estoy acostumbrada a la actitud que adopta cuando su familia está a punto de venir.
—Qué pena que no sea obediente porque esta noche su padre se quedara quieto en su lado de la cama — solté molesta y movimiendo mi brazo para que me suelte.
Una vez libre camine hasta la misma entrada que mi hijo. En cuanto la cruzo veo como Margarita me mira nerviosa. —Altezas — hace una reverencia hacia mí y le agradezco —¿necesita algo de mí?
—No gracias, estoy bien — le informe, pero detrás mío viene el ser más controlador de la tierra.
—Sí, Margarita necesito que subas y le des una ducha a Sebastián antes de que lleguen mis padres — dice y lo miro mal.
—Por supuesto, alteza, iré enseguida. — Dice y desaparece por el pasillo
Miro a Richard con unas inmensas ganas de golpearlo, pero obviamente me contengo. —¿Por qué me miras de esa manera? — pregunta confundido
—Sabes que no me gusta que envíes a alguien a hacer algo que yo debo hacer sin problemas — solté enfadada.
—Es su deber para eso la tenemos aquí, mientras que el tuyo debe ser vestirte de nuevo para nuestros invitados — dice obvio.
—¿En serio? ¿Ese es mi deber tener a tu familia contenta mientras me insultan? — cruce mis brazos sobre mi pecho esperando su famosa respuesta.
—Ellos no te odian solo exageras — suelta sin importarle.
No digo nada más y me apresuro a subir las escaleras para ir a vestirme para mantener a su familia feliz mientras me insultan como todo el tiempo, cruzo el pasillo e ignoro que ahora lo adorna un nuevo retrato en el que para mí mala suerte aparezco. Tomo la manija de la puerta y la giro para entrar a la habitación.
En cuanto cierro la puerta me dirijo al baño pasándome la mano por la espalda intentando bajar el cierre de mi vestido. Abro el grifo y tomo una pequeña toalla blanca que está al lado para limpiarme las manchas de lodo del cuerpo. Ya sin manchas logro bajarme el vestido y quitármelo para quedar solo en ropa interior
—¿Aurora? — pregunta desde afuera del baño —¿podemos hablar?
Me agacho y tomo el vestido en mis manos para abrir la puerta y salir hacia mi clóset ignorando que este esperándome
—No — respondí cortante dejé el vestido sucio en un respaldo del pequeño sillón que está a la mitad de la habitación.
—No quiero que estés molesta conmigo y mucho menos ahora que...
—Que vienen tus padres, si ya lo sé, pero me hiciste enojar ¿qué le puedo hacer?
—Guardarlo hasta que se vayan — dice en lo que creo yo que es una broma.
Abro las puertas del clóset y busco algún vestido claro que combine con los zapatos sé que me está mirando puedo sentir lo pesada de su mirada en mi espalda.
—¿Debí reír por ese comentario? — pregunta descolgando un vestido del clóset.
—Un poco, pero si — dice desde ahí
—Pues lo siento mucho — dije poniéndome el vestido
—¿No prefieres usar el otro vestido? — pregunta mirándome
—¿No te gusta este? Tú me lo regalaste ayer — dije acercándome al espejo.
—Te ves perfecta con cualquier cosa, pero pensé que era para salir.
—Pues lo quiero usar hoy, si quieres ir a controlar la manera en la que se viste alguien por qué no vas y le dices a Margarita como debe vestir a Sebastián.
—Aurora — suspira estresado.
No le digo nada más solo me dirijo al tocador para verme el maquillaje que sigue en su lugar. La verdad es que siempre estoy enojada con él, pero hoy se sintió diferente me senté en el pequeño banco frente al espejo y me retoqué un poco el cabello alborotado
—Dejaré esto para después de la cena, pero si tu familia no me trata con respeto me iré — dije y asintió acercándose despacio.
Y después de tanto tiempo seguimos aquí
Intentando que esto funcione siempre
Tal vez deberíamos dejarlo ir, pero estamos aferrados.
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𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)
Teen Fiction𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨: ¿𝐀𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚𝐬 𝐯𝐞𝐳 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚𝐬 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐥𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐭𝐞 𝐝𝐚𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐫𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐧𝐨 𝐩𝐮�...