Capítulo 06

412 47 9
                                    

—Creo que solo esperaré a que Sebastián baje para darle su regalo e irme — dice mi padre tras la noticia.

—No, por favor acompáñanos en el almuerzo.

—Gracias, pero será mejor que ustedes tres hablen sobre lo que harán en Londres mañana.

Sebastián viene bajando las escaleras de dos en dos hasta que solo lo veo rodar por ellas y terminar en el suelo.

—¡No me dolió! — soltó alegre levantando la mano.

—¡Cariño! — fui hasta donde estaba para encontrarlo tendido en el suelo con una sonrisa —¿estás bien? — pregunté y asintió.

—Mejor que nunca, mira se me ha caído un diente — señala un vacío al lado del supuesto colmillo que debería de tener.

—¿Estás bien? ¿de verdad no te dolió? — pregunta Richard arrodillándose frente a él para ayudarle,

—Si, mira papi tendré un diente nuevo — dice mostrándole su nuevo objeto favorito.

Richard lo mira con curiosidad como si nunca hubiera visto alguno.

—Se ve fantástico supongo que tendrás que esperar a que el hombre venga a dejarte un regalo — dice intentando ser positivo.

—Ese es santa — le digo

—¿Cuál es la diferente? — pregunta con la ceja levantada.

—Olvídalo — me acerco a mi niño que se toca el lugar ahora — en la noche vendrá el hada de los dientes te lo aseguro.

—No entiendo cuál es la diferencia ambos les dan cosas a los niños — cuando me pongo de pie me susurra en el oído — y ambos soy yo.

Le doy un golpe en el brazo disimuladamente. —¿Hijo, no quieres abrir tu regalo? —de inmediato se dirige hasta él ignorándonos

—¿Me lo das por favor? — dice levantando los brazos para intentar alcanzarlo

Mi padre se ríe, pero se lo entrega. Arranca el papel deprisa y saca de entre ellos un lindo libro de colorear con unos crayones.

—¡Es un libro de dinosaurios! — grita emocionado — gracias, abuelo — le trata de alcanzar para darle un abrazo, pero termina siendo levantado en brazos

Sonrió al verlo tan contento por algo tan simple no es que piense que merece más, pero Sebastián tiene juguetes para arrojar al cielo y lo único que le divierte es un kit de excavación de plástico que le regalo su abuelo el año pasado digamos que los hoyos en el césped no se hicieron solos.

—Me muestras tu libro — dice Richard acercándose a él.

Sebastián asiente y le enseña el libro como si fuera un enorme trofeo.

—Es fantástico — dice Richard fingiendo que es la cosa más interesante del mundo — ¿qué te parece si vamos al estudio y te ayudo con eso?

—¡Si! — suelta emocionado pidiendo los brazos de Richard que lo toma sin molestia — gracias, abuelo.

—De nada, campeón — observa con atención como ambos van hacia el estudio.

Me da un no sé qué verlos juntos son casi como dos gotas de agua y me parece muy tierno que estén juntos antes Richard pasaba mucho tiempo con él duraban horas sentados en el estudio leyendo historias sobre príncipes y dragones, aunque después del año pasado todo cambio.

—Gracias por el libro, le encantan los dinosaurios —le digo y se pone a mi lado.

—¿Sabes que en algún momento vas a explotar? — dice con voz gutural.

𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora