Capítulo 35

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Sigo rompiendo todo lo que se cruce en mi vista he roto su viejo libro de no sé qué mierda junto a un reloj de bolsillo que perteneció a su abuelo. Pero toda la satisfacción que siento se detiene cuando me pongo frente al espejo miro mi reflejo y no me gusta lo que veo.

Nunca fui perfecta ni siquiera en el físico, pero ahora no logro saber quién es la del espejo. El cabello me llega hasta la espalda el color lo odio que bien, tengo bolsas en los ojos además de que los tengo hinchados, mi cuerpo luce bien, pero alcanzo a ver una cicatriz cerca de mi pecho que él me hizo cuando me aruño con su anillo, ya no veo a la chica delgada del cabello morado que soltaba mierdas hasta dormida y que no permitía que nadie le dijera lo ella debía de hacer. Eso es lo que más odio con un solo brazo tomó el bate y lo estrelló contra el espejo que de inmediato se pedazos frente a mí.

Quiero que la persona del reflejo se muera, se muera rápido para que deje de existir. Quiero volver a ser yo.

—¿Qué es lo que se escucha ahí? — gritan afuera y reconozco su voz.

Se escuchan pasos apresurados por el pasillo, saque de mi bolsa un cigarro y de mi bolsillo el encendedor para después ponerlo entre mis dientes.

—¿Ryland? ¿eres tú? — dejo caer el bate a mi lado para tomar la botella y caminar hacia el lindo trono que tiene aquí –¡sé que eres tú! ¡abre la puerta es una orden!

Lo enciendo y le doy una calada — Toma tu linda orden con ambas manos y métela en tu culo, idiota — solté sentándome cruzando la pierna en el acolchonado lugar.

—¡Ryland ,no es una broma abre la maldita puerta! — grita, pero yo solo veo por la ventana como ha comenzado a llover ya —¡Carajo Aurora! ¿¡estás sorda!?

—Ya estoy harta de pelear, en serio.

—¿Y tú crees que yo no? Todos los días me arrepiento de haberte conocido, eres terca e insolente, ahora entiendo porque tus padres prefirieron abandonarte antes que seguir contigo.

Eso me rompe el corazón y la niña que vive adentro me hace llorar con ella —Ya no quiero...

—¿Ahora vas a llorar? Eres una manipuladora, no puedo decirte nada porque luego comienzas a llorar como niña, ya no eres una, eres una madre y una reina, compórtate como tal.

—No puedes venir y decirme eso y esperar que no me afecte.

—Lo que pasa que es que eres una mujer débil, yo sabía que lo que decías ser antes eran blasfemias, pero ahora lo veo. No sé en qué momento llegue a pensar en ti para ser mi esposa.

Me limpié las lágrimas al recordar eso y le di una calada al cigarro.

Golpea la puerta con fuerza, pero ahora solo me preocupa terminar el cigarro. Escucho un sonido de llave y la puerta se abre para después aparecer un Coleman molesto.

—¿Qué carajo me hiciste a mis cosas? – suelta furioso jalando su cabello.

—Hola, cariño, ¿cómo estuvo tu día? ¿te la cogiste bien en el camino a casa? — le pregunté sonriendo.

Mira alrededor y una mueca de asombro y enojo lo hace verse intimidante —Rompiste todo lo más valioso que tenía ¿¡estás loca o tienes solo mierda en vez de cerebro!? — suelta.

—Sabes es gracioso recordar el pasado, siempre pensé que viviría sola en una gran ciudad a mi edad, pero ahora estoy aquí sentada en este bello trono aterciopelado viendo como sufres por cosas materiales – me río –¿no es graciosa la vida?

Se acerca a mí, furioso —¡Eres una puta loca! — grita en mi cara.

—Te lo dije hace unas horas y hace un tiempo también, no sabes hasta donde puedo llegar cuando algo no me gusta. Y tú, cariño, estás en el puesto número uno de las cosas que deseo que mueran en el infierno — dije dándole un trago al vodka —¿has escuchado eso que dice sobre el fuego?

Me puse de pie y retrocedió –¿Qué haces?

Me aparte del trono y derrame la botella sobre la tela roja dándole otra calada al cigarro.

—No sabes lo bien que se siente volver a ser la vieja Ryland que hace lo que quiere solo porque puede. Una experiencia liberadora te lo recomiendo — dije agitando la botella por toda la tela.

—¡Deja de hacer! ¡eso es una reliquia! — dice jalando mi brazo y tomando la botella para estrellarla en el suelo. —¿No sé quién te has creído, pero detente?

—No me creo nada, solo estoy cansada de tenerte miedo, si te atreves a tocarme otra vez, te dejo estéril imbécil — le dije en la cara echándole mi humo retrocedí y me aparte el cigarro de los labios — yo, Aurora, acepto que no soy la mujer para Richard Coleman, y también acepto que jamás lo seré, ¿pero tú Richard aceptas que tampoco serás mi hombre? — dije en voz alta refiriéndome a los votos de la boda.

—¡Eres una vulgar! ¡jamás podrá ser feliz teniendo ese oscuro pasado que cargas, ahora déjate de tonterías y apártate de ahí! — grita eufórico.

Hago un puchero y lo miro triste — Que pena, pero no dijiste acepto cariño, creo que tendrás que pagar la condena — deje caer el cigarro en la tela mojada que de inmediato se enciende.

Sonreí apartándome pues todo el trono y parte del suelo de madera ha empezado a arder en llamas. Richard se acerca para intentar hacer algo, pero las llamas comienzan a crecer frente a ambos

—¡Jeffrey! ¡alguien venga acá hay un incendio! — el estudio empieza a llenarse de calor junto a humo y lo veo como mi señal para irme.

—Te dije que no me harías quedar como idiota puede que como loca sí, pero no idiota — dije saliendo, pero me agarra de la chaqueta con fuerza arrastrándome hacia él.

No logro soltarme, pero cuando me tiene cerca su mano me golpea en la cara dejándome sorprendida unos segundos. Le doy un empujón para patearlo en el suelo, pero las llamas se agrandan haciendo que yo me caiga al suelo.

—¿Crees que eres una genio? Pues no, solo eres una zorra que es demasiado idiota para sobrevivir — lo pateo en la entrepierna y cae de rodillas al suelo quejándose del dolor. Me pongo de pie, pero le falta el aire, tengo que salir de aquí.

—Ahh — me tomo del tobillo haciendo que llegara a él puso sus manos en mi cuello, pero antes de que pudiera tomarme lo pateo en el abdomen haciendo que pierda el aire –¿creías que ibas a volver a usarme de saco de boxeo porque no será así?

Se retuerce del dolor y las llamas crecen y crecen velozmente haciendo que la habitación se llene de humo. De acuerdo no lo pensé muy bien me arrastro por el suelo intentando llegar a la puerta antes de que esté me alcance. Salgo corriendo ganándome algunas miradas confusas de parte de los empleados

—¡Una maldita salvaje eres una loca enferma! ¡estuve a punto de morir ahí, provocaste un incendio en el palacio de mi familia! — grita mucho peor que molesto en cuanto salgo afuera donde llueve a mares.

Mire mi auto. Cuando regrese la mirada veo cómo las gotas de lluvia le caen en la cara a Richard.

—Estaría feliz si hubieras muerto — dije y se puso peor hasta querer tomarme de nuevo, pero no creo que vaya a golpearle delante de todos — algo así debe de sentirse el infierno, acostúmbrate – le asegure dando la vuelta.

—Eres lo peor que he tenido en mi vida.

—Opinamos lo mismo, mi cielo.

Tengo que subir al auto y salir de aquí antes de que llegue la prensa o los bomberos si los empleados no pueden apagarlo Subo al auto y enciendo el motor lo más rápido que puedo miro a Richard que ahora está mirando el palacio con pena. Mierda creo que me excedí un poco ya lo ebria, aunque solo fue su estúpido trono que ama mucho más que a mí. 

𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora