Capítulo 23

355 39 13
                                    

—Cariño, no creo que te odie.

—¿y si no me odia por que dejarme a un lado? Yo... llegué a pensar que éramos amigos, pero — sonreí — no debe de ser fácil ser amigo mío.

—Yo creo que debe de haber una explicación lógica para eso.

—Tal vez, pero ahora no tengo tiempo de buscarla, debo decirle a mi padre que me ayude a..,

— ¿Y cómo es? — pregunta de pronto.

— Amm... pues algo más moreno que yo, pero es de esos hombres que no aparentan mucho la edad entonces a veces la gente pensaba que era mi novio — suelto con asco — es alto...

— Vaya, pero dime ¿es sexy? ¿está buscando una mami para ti? — bromea peinando su pelo hacia atrás.

Me reí y negue con la cabeza — Dice que ahora no quiere relaciones solo tiene atención para el trabajo, Sebastián y yo. Es un buen padre me recuerda algo a Steve.

Nunca he podido olvidarlo fue un padrastro increíble que no tuve tiempo de disfrutar mucho de él, pero lo que sea fue increíble

— Me alegra que al menos puedas tener una relación sana con tu padre, aunque claro todos tenemos nuestros problemas, ¿por cierto dónde está tu madre?

Trago saliva — Murió hace tres años — confesé y de inmediato su cara palidece.

— Cariño, lo lamento no me lo imaginé en verdad, ¿puedo preguntar cómo? — toma mi mano por encima de la mesa

— Una sobredosis al parecer la encontraron en una fiesta, pero olvídalo en verdad estoy bien, estuve algo rara un tiempo, pero ahora solo siento que da igual ella no me quería, yo a ella tampoco así que todos ganamos — dije con emoción al final

— Se que no era la mejor madre y que tampoco me agradaba, pero yo en lo personal le doy gracias por haberte tenido — dice sonriendo.

Sonreí agradecida y le doy la mano — Ya estoy listo ¿podemos ir al parque? — pregunta entrando a la cocina.

— ¿Irán al parque? — le pregunte a Lassie.

—Si, hablando de eso. Ayer le dije que lo llevarías al parque. —Dice nerviosa.

—Yo no quiero ir al parque.

—Pues ahora iras, lo siento, nena.

Miré a Sebastián y vi que llevaba en la mano una caja de cartón —¿Qué llevas ahí?

—Encontré un ratón en el patio, la abuela dijo que lo mataría, pero le dije que podíamos ponerlo aquí y liberarlo en el parque, ¿te parece bien?

Le sonreí —Claro, cielo. Solo terminare esto y me daré un baño rápido para ir al parque.

— Iré entonces al jardín — avisa y corre a la puerta con todo y caja.

Mire de nuevo mi mano con el anillo, jamás me imaginé con uno de estos en el dedo, en ninguno de mis pensamientos lo vi posible pero ahora puede que todo cambie al igual que yo.

***

—Todo está bien, padre. No hay nada de qué preocuparse por el momento, solo fue hoy a poner su cara de idiota.

—¿Segura? Ya no me falta mucho para regresar, pero quiero asegurarme de que tú y mi nieto estén bien.

Mi padre llamo en cuanto llegamos al parque, Sebastián está correteando en la arena mientras yo estoy tratando de huir del sol —Te lo aseguro, todo está bien, no te preocupes. Ya te dije que Lassie se queda con nosotros un par de noches y siempre está pendiente de Sebastián. Deja ya el drama y termina tu trabajo, si pasa algo yo te avisare.

Se ríe —De acuerdo, pero ante la más mínima cosa que haga y que no te guste llámame.

—Lo hare.

—Bien, me tengo que ir, cuídense y dale un beso a mi nieto de mi parte.

—Lo hare, te quiero.

Cuelgo la llama y vuelvo al asiento donde deje la caja vacía, Sebastián libero al ratón entre los árboles que parecía feliz de ser libre. Me encanta que mi hijo sea tan tierno. Me mira y viene corriendo. Doy gracias a dios que la prensa se ha calmado con nuestra búsqueda.

— ¿Te estás divirtiendo cariño? — le pregunto cuando llega.

— Si, ¿podemos tener un tobogán en casa? — suelta emocionado mientras me acerco a acomodar su camiseta

—Tratare de buscar uno.

— Mamá — dice molesto.

— ¿Qué? — pregunte confundida.

— No muevas mi camiseta — habla entre dientes.

— ¿Por qué? estaba mal puesta.

— Así le gusta a Carla — dice mirándola de reojo.

Una pequeña de coletas pelirroja está sentada en el columpio comiendo una paleta de hielo mientras se chorrea el vestido azul cielo. Pésimo gusto al igual que su madre.

— ¿Y a mí por qué me debe importar esa Carla? — dije con la ceja levantada.

— Mamá, ella y yo somos novios — ¿Perdón?

— Espera, repítelo lento ¿ella es qué cosa?

Me mira frustrado y se acerca a mi oído — Somos novios secretos nadie debe saberlo, pero no quiero que me arregles pensara que soy bebé.

— ¡Tienes cinco años, es más que claro que eres un bebé! — exclame.

Creo que levante la voz porque la niña se giró a verme y se levantó del columpio con mala cara. — ¡Mamá te escucho, agh! — exclama molesto yendo tras ella

Por dios, acabo de ver a mi hijo insistir en que no lo avergonzara frente a su "novia". Dios, si alguna vez me has querido envíame una señal de que esto es real y no producto de mi imaginación, ¿aunque los niños tienen novias de manita sudada a esa edad no? No lo puedo saber porque nunca lo tuve, pero supongo que está bien excepto que la invite a casa ella no se acercara a mi casa que ni lo piense esa zanahoria con patas.

Me puse de pie para caminar un poco ya me dolió el trasero de estar sentada en el sol tapando mi rostro con una revista mientras que Sebastián corre feliz por ahí.

— Muévete — dice una mujer empujando mi hombro con fuerza al pasar y pisando mi pie con su tacón.

Auch, eso me dolió en serio.

— ¡Oye! — grite girándome para verla — ¡si no tendrás educación al menos pide una disculpa!

— ¡Métete en tus asuntos puta! — me grita mirándome brava.

— ¿Ah sí? ¿Por qué no vienes aquí a decirlo en mi cara para que pueda meter mi bota en tu enorme culo de grasa? — solté enfadada.

Me miró, pero siguió con su camino — Puta, me llamo puta esa perra sin sentido de la moda, ¿quién usa tacones en la arena? — me pregunte en voz alta.

A pesar de mis botas sentí el tacón aplastando mis dedos en el interior necesito sostener en algo para acomodarla. Me puse detrás de la banca de madera y rápido acomodé mi pie en la bota, los cordones se sueltan por un hilo que se atoro en mi anillo, mierda no puedo hacerlo estando en un pie no tengo equilibrio, di un par de saltos atrás para tratar de encontrar soporte en algo, pero golpeo a alguien tras de mí y me recargo en su brazo para no tropezar.

— Lo lamento mucho me quitaré en un segundo — dije poniéndome derecha para verlo.

— Te doy los que quieras — dice y se me hiela la sangre al escucharlo, ¿es un maldito deja vú verdad?

Levante la mirada y veo unas botas negras con plateado, jeans negros y una camiseta blanca pegarse a un abdomen, de pronto llego hasta su cara y abro la boca.

— No puede ser... — solté nerviosa.

— ¿Rory? — pregunta perdido y me río nerviosa.

Mierda, ¿¡Dios está es tu maldita señal o qué!? Los nervios me invaden y no puedo dejar de sonreír incrédula 

𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora