Capítulo 30

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—Bien, tuvimos un poco de problemas, pero ya todo está mejor, estamos dando vueltas para asegurarnos de que no sepan de nosotros, pero te diré que fue abrumador.

—Todos están hablando de que la reina negó estar ligada al rey Richard, idiotas sin escrúpulos, ¿cómo está mi niño?

Me quite el celular de la oreja y estire el brazo para dárselo a Sebastián.

—Tu abuela te llama — le dije y lo toma deprisa.

—¿Abuela? — pregunta — estoy bien solo tengo hambre — murmura haciéndome reír — Erik fue por mí a la puerta y hoy hice dos nuevos amigos en el salón uno de ellos se llama Aarón y me dio la mitad de su muffin de arándanos.

—Al menos no se morirá de hambre en la escuela.

—Yo también quiero verte para contarte sobre mi pintura, si hoy pinte en el mural de la estrella — asiente — te veré en un rato, abuela

Se estira y me devuelve el celular —¿Hola?

—Cuídalo mucho, y tú también porque esta gente ya está vendiendo cosas sobre ti, están diciendo que le fuiste infiel a Richard con el guapo joven que estaba en el auto contigo.

—¿En el auto? ¿o sea que lo vieron conmigo y ahora todo el mundo piensa que soy una...? — recordé que estaba Sebastián

—No te preocupes, da igual lo que piensen solo adviértele a Erik para que no se sorprenda si lo sabe — asentí echando la cabeza hacia atrás.

—Lo haré, gracias por llamar — le colgué.

—¿Todo bien? — me pregunta.

—Si, solo quería saber si estábamos bien y decirme que ahora todo el mundo piensa que me separé de Richard porque le fui infiel con el atractivo chico bronceado que estaba conmigo en el auto y sostenía a mi hijo.

Me mira con una ceja levantada —¿En serio tan rápido y ya tienen una historia? Se merecen un crédito tienes que admitirlo.

—¿No te molesta? – lo mire y negó con la cabeza pasándose una mano por el cabello alborotado.

—Para nada, la gente siempre necesita creer algo y en realidad nadie me conoce aquí, no te preocupes por mí, solo cálmate y no te presiones por nada, eventualmente dejaran de hablar.

Me acomode en el asiento de piel de su auto y acomode la cabeza para mirar a la parte de atrás. Parece que Sebastián está más tranquilo mira por la ventana sin moverse mucho como si fuera los más interesante.

—Y tan solo es mediodía — mencioné exhausta. Siento que la cabeza me va a reventar.

Acerca la mano y la apoya en mi muslo. Para mi sorpresa, el gesto hace sentir un poco más tranquila, sus dedos aprietan con fuerza mi piel y luego la sueltan para hacer lo mismo, dios, nunca pensé que se sintiera bien. Casi se me escapa un gemido por lo bien que lo hace, pero se da cuenta de lo que hace y la aparta de inmediato.

—Lo lamento, no sé por qué lo he hecho — se disculpa y le digo que no se preocupe pero ahora veo que no soy la única loca a la que se le van esas cosas.

—Erik — lo llama mi hijo.

—Dime, amigo.

—¿Por qué el cielo es azul? — pregunta con curiosidad.

—Bueno, amigo, es porque el aire está compuesto de partículas muy pequeñas e invisibles, que cuando son golpeadas por la luz comienzan a moverse y este movimiento provoca ondas que nuestros ojos perciben, como el color azul.

𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora