Capítulo 44

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—Hey amigo, ¿estás bien? — le pregunta agachándose un poco para tomarlo con fuerza en sus brazos como si no pesara nada.

Sebastián me mira como si fuera la mala y me apunta con el dedo para mirar a Erik.

—Me mintieron los dos — dice molesto haciendo un puchero.

—¿Por qué piensas eso? — le pregunta mirándolo atento — aunque escúchame a veces los adultos decimos mentiras para no lastimar a alguien, por supuesto que no está bien mentir, pero a veces solo los adultos quiero aclarar podemos decir algunas mentiras y eso no nos vuelve malos.

—Pero ella dijo que... — mi padre lo interrumpió

—Sebastián ha sido muy grosero el día de hoy creo que sabe perfectamente cómo debe comportarse.

Mire a Sebastián que se hace bolita en los brazos de Erik — Hijo, ven — él se inclina y me ayuda a darme lo en brazos —Entiendo si estás enojado, triste o cualquier cosa que sientas, pero podemos hablar de eso cuando quieras y puedes hacerlo con cualquiera de nosotros, pero tú bien sabes que lo que hiciste no fue bueno así que vas a estar castigado.

Me mira haciendo un puchero — Pero mamá...

—No, todas las cosas malas que hagas tienen consecuencias Sebastián así que no verás televisión, no saldrás al parque ni irás a casa de tus amigos de la escuela por dos semanas — me hace una mueca — y si vuelves a hacerme esa cara te doy una semana más.

La quitó enseguida y me pidió bajarlo se acercó a mi padre.

—Perdón por escapar, abuelo, no quería asustarte — dice abrazándolo también

—Te perdono con una condición — lo mira — que jamás vuelvas a hacerlo.

—Jamás — dice seguro.

—Bien, entonces vayamos al patio para que tu mamá pueda hablar con Erik.

Le da la mano y se lo lleva consigo por la puerta trasera. Miro a Erik que ya me mira sonriente.

—Perdón, por recibirte entre problemas ha tenido unos días algo duros — le digo.

–¿Por qué dice que son mentirosos? — me pregunta.

—Ayer le dijimos apenas que nos íbamos a divorciar y no lo tomó nada bien — le expliqué.

—Ya veo, entiendo el enojo ahora, aunque me parece raro pensar en que se porté mal. — Se detiene un instante — Espera dijiste "íbamos" en pasado.

No puedo evitar sonreír —Hace una hora firme los papeles, soy soltera de nuevo — solté emocionada.

—Entonces mañana estaremos celebrando en el hotel esta noticia – dijo con alegría. Mierda

Había olvidado ese detalle con todos los asuntos.

—Si, será genial ir — dije sonriendo.

—¿Se te olvido cierto? — pregunta burlón

—No fue así, solo recordé que no tengo traje de baño — mentí — nunca he usado uno — eso es cierto.

—¿Por qué no? ¿Acaso nunca fuiste a la playa o algo así?

—Nunca puede ser fácil decir que no conozco el mar.

Luce atónito y un tanto decepcionado agitando la cabeza — Es una desgracia de verdad, pero también puede ser una ventaja puedes conocerlo en cualquier momento y llevarte a Sebastián también.

—Creo que sí, ¿a qué hora quieres que vayamos?

—¿Vayamos? — levanta una ceja — iremos juntos pasaré por ustedes... ¿te queda bien en la mañana porque el camino es largo?

𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora