Capítulo 31

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—Yo te creo, pero mi intuición no — dice con seguridad.

— Entonces tú y tu intuición váyanse al diablo — respondí molesta y solo soltó una carcajada. —Ya deja de molestarme.

—Me tengo que ir, pero suerte en su cena de hoy, saluda a mi nieto y dale esto – mete su mano en el bolsillo trasero y saca un sobre blanco.

—¿La mensajera no recibe nada? — le pregunte.

—¿Más chistes sobre su no relación?

—Vete — le dije señalando la puerta.

Se acerca y me besa la cabeza — Te quiero — dice despidiéndose.

Lo acompañé a la puerta y al salir volví a ponerle todos los seguros posibles para volver al sillón. ¿Por qué creen que es una relación?

***

—¡Mamá! ¡mamá! — abrí los ojos asustada y me levanté de golpe, me quedé dormida en el sillón.

–¿Qué...qué pasó? — pregunte confundida.

—Tu celular está sonando mucho y no me dejas contestar — asentí torpemente, me levanté para llegar a la mesa, son miles de llamadas de Richard. Gracias a Dios Sebastián no respondió.

Mire la hora con los ojos entre cerrados y... ¡mierda son las siete y veinte!

—¡Es tarde, hijo, vete a bañar, Erik vendrá a las ocho! — le dije y corrió al pasillo.

Dios, buen día para quedarme dormida justo ahora, corrí al fregadero y abrí la llave para echarme agua en la cara. No sé exactamente a dónde vamos, así que tratare de ir sencilla pero elegante a la vez, súper fácil para una cabeza medio dormida. En el cuarto busco en mi clóset y veo un vestido algo corto negro con brillos que se verá genial en la noche me echo algo de perfume y desodorante antes de vestirme.

—¡Mamá! — grita desde el pasillo — ¡no encuentro mi ropa de la mañana!

¡Lassie debió de esconderla antes de irse para evitar verlo vestidos así en el futuro!

–Búscalo bien — mentí de acuerdo no soy la madre ejemplar.

Me puse el vestido y pasé mis brazos por los delgados tirantes, el lado bueno me queda mejor que la última vez que lo usé, lado malo, esa última vez tuve una pelea con Richard porque estaba "muy corto y revelador".

—¡No lo encuentro! — grita de nuevo.

Me senté en el tocador y conecte la plancha a la luz —¡Entonces ponte otra cosa y mañana lo busco! – saque del cajón el poco maquillaje que tengo junto a mi cepillo tengo que cabello aplastado como si el haber dormido en el sillón lo hubiera arruinado.

Me puse un poco de base para después sellarlo con polvo, comencé rizando mis pestañas un poco para empezar a ponerme una sombra, admito no soy una experta, pero al menos no parezco un payaso de circo tomo el delineador y con cuidado comienzo a hacer una línea en mi párpado ¡a la primera eso es! Continúo con el otro ojo para después ponerme un poco de iluminador en la nariz.

Sebastián entra con un pequeño jean azul marino a juego con una playera de Bob esponja, pero descalzo.

—Creo que te falta algo, cariño — le mire los pies.

—¿Qué es eso? ¿Y por qué brillas? — apunta con el dedo a mi maquillaje.

—Es mi maquillaje lo uso para... resaltar ciertas cosas — creo que sería la mejor explicación en vez de decirle para no verte jodida.

𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora