Capítulo 02

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Pone sus manos sobre mis hombros y los estruja un poco.

—Te amo y siento si te hice enfadar con mi actitud es solo que mi familia siempre me pone irritable cuando vienen — dice y asiento.

—Yo también te amo, pero debes de entenderme a mí también, es mi hijo del que estamos hablando se supone que tengo derecho a hacer cosas con él, pero todo parece como si tuviera que pedirte permiso para acercarme.

Se encoge de hombros — Lo lamento no quería que te sintieras así es que Sebastián es...

—Nuestro hijo, eso es lo que es, no es una distracción o lo que sea que pensaste que debías decir. Es un niño que necesita tener padres no sirvientes, pero eso lo discutiremos ya que termine la dichosa visita de tu familia.

Me pongo en pie y me giro para verlo de frente, recién rasurado con el cabello bien peinado hacia la izquierda y con una pequeña sonrisa en los labios. Le tomo la mano para salir de la habitación juntos.

—Perdóname, por favor — me pide en voz baja.

—Ahora no puedo.

Intento seguir en lo mío, pero me agarra la cintura con las manos y me atrapa —Te lo suplico, ¿Qué necesitas para perdonarme?

—Que dejes de ser tan duro con las reglas y dejes de comportarte tan grosero conmigo. Eso principalmente.

—De acuerdo, lo hare. Solo pasemos esto, por favor.

Todo ha cambiado, eso es mucho más que claro mi vida ahora no solo es mía ahora es nuestra.

Cuando bajamos las escaleras sus dedos me acarician la mano. Han pasado cinco años desde que todo pasó para nosotros. Estamos de pie al inicio de la escalera esperando a que alguien abra la puerta y deje entrar a esas horribles personas.

—Ya están aquí — murmura en mi oído y asiento.

La puerta principal se abre dejándome ver a la madre de Richard mucho más delgada que la última vez que la vi y a su lado el padre que luce igual que siempre, aunque con un par de arrugas.

—Hijo — le saluda su padre.

Me suelta de inmediato y desearía que no lo hubiera hecho.

—Padres— le da un apretón de manos y a su madre un beso en la mejilla — me alegra mucho que estén aquí.

—Es evidente — dice su padre mirándome con odio.

—De verdad es un honor, — dije caminando hacia ellos para saludar — alteza que gusto tenerlos por aquí. Su hijo estaba entusiasmado con la idea.

Mi sonrisa falsa ya casi parece una verdadera, aunque a ellos dejo de convencerles hace tiempo.

—¿Cómo te encuentras, Aurora? — pregunta su madre con poco interés.

—Estupenda, ¿ustedes? — pregunte, pero ninguno me respondió.

No hace falta decir que en esta familia no soy la favorita, aquí esa era Diana y después de eso solo quedo un silencio incómodo.

—¿Dónde se encuentra nuestro príncipe? — pregunta su madre mirando alrededor como si estuviera escaneando todo.

—Lo están preparando para bajar estuvimos jugando en el jardín — menciono y me miran aterrados.

—¿Cómo dejaste que se llevara al niño a ese lugar? — pregunta con horror su madre.

Señora es un jardín, no la guerra fría.

—Mamá, ella es su madre debe pasar un tiempo con él — dice Richard mirándome de reojo.

—Es un lugar peligroso, aunque este en el palacio no sabes lo que pueda pasar su alguno de los guardias se distrae.

𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora