— ¿Perdona? — suelta ofendido.
— ¿Crees que por aparecer después de un mes de no buscarnos ni llamarnos, vas a llegar sonreír dar unos halagos y volveremos contigo? — solté — ¿Qué tan arrastrada crees que soy?
Se queda en silencio procesando lo que dije, estoy orgullosa de mí, eso Ryland demuéstrale quien manda, aunque después te hagas mierda estando sola.
— No pensé eso vengo para arreglar las cosas y poder volver, ¿acaso eso es tan malo para ti?
— No quiero volver contigo — miento — necesito un hombre que me trate bien no como una lámpara en su casa y por supuesto ese no vas a ser tú — y no sabes cuánto me duele eso — si en verdad quieres que algún día vuelva debes cambiar.
Se encoge de hombros — ¿Y qué haremos ahora?
— Yo seguiré aquí como hasta ahora le daré una vida en la que pueda sentir que es un niño normal, buscaré trabajo e iré a mis sesiones y... — me interrumpe.
— ¿Sesiones? ¿De qué hablas? ¿Vas con un psicólogo o algo así?
— Si, estoy intentando solucionar mis propios problemas — explique.
— Deberías decirle que te regresé el dinero porque yo veo a una altanera — dice.
— En ese caso deberías de decirle a tu madre que te regresé a su vagina porque yo veo ahora a un imbécil — me mira mal.
— La misma Ryland de siempre, tan vulgar — dice y me hace sentir en el pasado — no quiero que mi hijo se quede aquí y menos en estas condiciones.
Lo miré incrédula — ¿Cuáles condiciones? — le pregunté —Esta en perfectas condiciones.
— Está casa no es sólida.
— ¡Tú la remodelaste para mí está en perfectas condiciones y no menciones nada sobre la alimentación porque gasto mis ahorros en mantenernos, pero sobre todo él es más feliz aquí! — solté enfadada.
— ¡Si eso es lo que crees está bien! — dice apartándome de un ligero empujón para pasar a mi lado — ¡iré a ver a mi hijo y me iré!
No entres Ryland, no entres él tiene que hablar con su hijo. Imbécil es un poco hombre ingrato, me parece eterno lo que pasa adentro, pero supongo que fue a lo mucho una media hora.
— Vendré el viernes por él para llevarlo al palacio conmigo — me informa y esa es mi alerta.
— ¿Por qué? — le grite.
— Es mi hijo, lo extraño y él a mi así que estaré con él unos días además le preguntaré cómo se siente viviendo aquí — dijo bajando los escalones.
— Richard — lo llamé desde donde estoy, pero no me miro — Richard, te hablo — dije bajando los escalones, pero este empezó a caminar hacia su auto, tome aire y le grite — ¡Richard Philip Coleman Davenlott si me sigues ignorando te juro por mi vida que te lanzare una piedra!
Se gira molesto en mi dirección con la cara roja y esa vena saltada en su cuello — ¿¡Qué es lo que quieres ahora!? — me grita furioso
— ¡El divorcio! — grite al mismo tiempo.
Trague saliva y parece que se le saldrán los ojos de la impresión, vaya hasta yo pensé que no sería capaz de soltar eso.
— ¿Qué? — pregunta agitado y en voz baja.
— Quiero el divorcio — confesé — he sacrificado todo en mi vida para convertirme en la mujer que tú querías solo para hacerte feliz y tú ni siquiera puedes tratarme bien. Entonces ya no te quiero seguir esperando hasta que decidas cambiar hablando sobre si algún día lo haces.
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𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)
Teen Fiction𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨: ¿𝐀𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚𝐬 𝐯𝐞𝐳 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚𝐬 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐥𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐭𝐞 𝐝𝐚𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐫𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐧𝐨 𝐩𝐮�...