En este rato sola he pensado en varias cosas y una de ellas es en el pasado, pienso también en el hubiera, me he preguntado como seria si en realidad nunca me hubiera casado con Richard, o si hubiera estado sola cuando descubrí que estaba embarazada, aunque la idea de no tener de mi pequeño minero me pone triste. Se que no debería de pensar en eso porque ahora estoy en el presente y me está yendo bien. Sigo yendo a terapia, al gimnasio y todavía me doy tiempo para estar con Sebastián siempre que me necesite o quiera.
Tocan la puerta y me levanté de mala gana, me puse las sandalias que dejé en el suelo para salir del cuarto. Cuando cruce la sala la puerta se abre y veo a Lassie entrar.
—¿Eras tú la que tocó? — pregunte cruzando los brazos.
—Si, era yo.
—¿Para qué tocabas la puerta si tienes llave? Me levanté de mi cómodo sitio para nada. —Me pase la mano por mi cabello desordenado.
—Porque no quería ser grosera, qué tal si un día decido no tocar y solo abrir como si fuera mi casa porque tengo llave y te encuentro una escena sadomasoquista donde te amarran al techo o cosas así.
Cierra la puerta detrás suya con un golpe por parte de su pie caminando hacia la cocina recién limpiada.
—Para empezar, no hago esas cosas no me gusta el sadomasoquismo y nunca haré nada sabiendo que mi hijo me puede ver, no quiero tener que ponerle esa imagen perturbadora en sus ojos.
—¿Sabes que en algún momento tendrá sexo con alguien verdad o estás pensando en hacerlo reprimir sus dedos carnales para que termine siendo un virgen a los cuarenta como su padre? — le gruñí con asco.
—No, por supuesto que he pensado que al crecer vivirá ciertas cosas, pero no por eso debe de verme a mi haciéndolas y, que conste que no me molestará si se queda virgen como el imbécil de su padre – me deje caer al sillón y tome el control de la tele para encenderla.
—Veo que alguien está aburrida al no tener nada que hacer o no tener a quien cuidar, ¿cómo están tus horas de relajación?
—Aburrida, ya no recuerdo que hacía para divertirme además de acostarme con alguien o fumar hasta intentar provocar que mis pulmones se colapsaran para morir — subí los pies en la mesa del centro.
—Vaya que te divertías antes — rueda los ojos — ¿a qué hora traerán a Sebastián?
—La mujer dijo que a las ocho treinta lo traería — le dije mirando el reloj de la cocina que marca que faltan veinte minutos — al menos saldré a fumar antes de que llegue.
—¿No dijiste que dejarías de fumar? — pregunta alzando una ceja.
Le sonreí inocentemente —Cosas que uno dice después del sexo telefónico.
Hace una mueca de asco —¡Niña!
Solté una carcajada —Lo siento.
Me puse de pie y saque de mi bolsa mi cajetilla casi vacía — Me haré un café y te veo afuera — me dice Lassie cuando abre la puerta.
Sali y enciendo la luz del pórtico para sentarme en unos de los escalones enciendo el cigarro llevándolo a mi boca mientras arrojo el encendedor por ahí. Una calada y escucho la puerta abrirse.
—¿No ha llamado? — me pregunta detrás de mí.
—No, me siento mal al no poder decirle que lo ha llamado, pero tampoco quiero mentirle diciéndole que lo llamo hoy. Es un imbécil a mí me puede hacer lo que quiera, pero por qué hacer sufrir a su hijo — me enoja a más no poder toda su actitud egoísta, pero me enoja más que el abogado me diga que no puede hacer nada.
ESTÁS LEYENDO
𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)
Teen Fiction𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨: ¿𝐀𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚𝐬 𝐯𝐞𝐳 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚𝐬 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐥𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐭𝐞 𝐝𝐚𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐫𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐧𝐨 𝐩𝐮�...