Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se pueden reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).
Le doy un trago a la botella que olvidé en el auto mientras leo a otros lamentarse por su propio amor fallido. He estado sentada aquí por horas la noche ya ha empezado a caer, pero yo solo miro el lugar aquí en este campo pase momentos con él en este sitio me propuso matrimonio, en este sitio hablamos juntos sobre cómo sería nuestro hijo al nacer y ahora es mi sitio para beber mientras pienso en lo que hubiera hecho de mi vida sin conocer a Richard. El celular no ha parado de sonar me sorprendió un poco ver el nombre de Erik en la pantalla, pero presione colgar no necesito que nadie venga a salvarme de mi soledad cuando llegue aquí grite en el auto grite tanto que me he quedado ronca, pero al menos estoy más tranquila vuelve a sonar a mi lado y siento que con mucha más fuerza así que lo tomó para responder
—¿Hola?
—¿¡Dónde carajos estás, Ryland!? Llevo horas llamándote tu padre ya ha enviado personas para buscarte, Erik está preocupado tratando de que Sebastián no se dé cuenta de que no estás aquí. ¿¡dónde estás!?
—Voy para allá ahora, dile a mi padre que deje el drama — no deje que me respondiera solo colgué el celular.
Lo dejé en el asiento de al lado giré la llave para encender el auto, ¿con qué cara voy a mirar a mi hijo a los ojos? Soy una tremenda decepción y mucho más ahora mismo que me veo enferma. Lo pensaré en el camino. Después de casi una hora veo las luces encendidas además de a una Lassie furiosa con los brazos cruzados mirándome fijamente desde la entrada. Sigo algo ebria pero aun siento algo de miedo.
Me estacione con cuidado y cuando baje le di una enorme sonrisa boba.
—¡Lassie, que linda te ves esta noche! — exclame
Ni siquiera parpadeo, pero vi sus labios moverse y ahí supe que no podría librarme del sermón.
—¿Te crees quinceañera para andar por ahí todo el día sin preocuparte por nada? ¡tienes un hijo pequeño! – me grita y asiento —¡ha preguntado por ti unas mil veces y yo qué le podía decir, no sé qué hiciste con Richard, pero estoy totalmente segura de que eso del incidente en el palacio lo hiciste tú!
—Lassie yo... – levanta la mano interrumpiéndome.
—No he terminado Rory, no digo que no tengas una vida, pero si te digo que no puedes tener la que tuviste si quieres beber está bien, si quieres emborracharte es tu problema, pero ahora tienes un hijo tienes que actuar madura y no desaparecer sin avisar – veo que la puerta se abre.
Siento miedo al pensar que sea Sebastián, pero no, me siento mejor al ver que es Erik quien sale.
—Voy a entrar para darle de cenar a Sebastián y tú respira hondo y límpiate la cara parece que has estado en un funeral — dice dándose la vuelta dejándome ahí de pie.
Erik me mira desde los escalones no sé ve molesto, pero yo si me siento avergonzada sin mencionar que estoy segura de que me veo del asco.
—Hola, perdida — me dice al acercarse a mí con la mano en los bolsillos.
—Hola — le respondí sin mirarlo.
—¿Cómo estás? – pregunta y levanto la mirada.
—Estoy muy segura de que he tenido mejores días — siento el rostro hinchando y parece que me veo tan mal como creo porque Erik se sorprende al verme.
—¿Estás bien? — me preguntó terminando con la distancia que nos separaba.
No quiero llorar así que me muerdo la mejilla.
—Si, solo fue un mal día. Te agradezco de verdad que me hayas ayudado a cuidar a Sebastián sé que debiste tener cosas que hacer, pero viniste acá entonces, gracias — dije casi sin equivocarme
—¿Puedo preguntar qué fue lo que te sucedió? Te ves como si hubieras estado en algún tipo de accidente o algo así tienes unos rasguños en la cara.
No lo sabía en realidad no me he mirado en el espejo, pero sé que en la pelea con Richard debí hacerme algún rasguño.
—No fue nada de eso solo no fue un buen día.
—¿Tiene que ver con él? — pregunta con recelo.
—No, y te agradecería que no me siguieras preguntando por favor — le dije desesperada.
—¿Por qué lo sigues defendiendo es obvio que te ha hecho algo? Rory desapareciste sin decir nada eso no lo haces tú porque... eres una madre genial y sé que dije que no iba a meterme, pero viéndote así no puedo quedarme callad...
–¡No lo defiendo me da vergüenza mostrar que me lastimo si, fui hablar con él con la pequeña esperanza de encontrarme con alguien cambiado, pero solo me enteré de mierdas que me hizo a mi para tenerme a su lado sin contar con que se cogió a otra y está embarazada! — grité enojada sintiendo de nuevo como se me llenaron los ojos de lágrimas y el estúpido nudo de la garganta aparecía — y me da vergüenza que me vean todos así por eso me fui.
No lo logre me gano más el sentimiento y comencé a llorar en frente suyo. Sintiéndome más patética de lo que soy.
—Lo lamento... no quería presionarte para que lo soltaras así solo quería saber... mierda en verdad lo siento — dice mirando hacia todos lados.
Me limpie las manos en mi pantalón y lo mire de frente intentando no llorar más, pero es inevitable. No sé por qué, pero di un paso más haciendo que quedáramos totalmente pegados el uno al otro. Abrió los brazos y ni siquiera lo pensé solo me pegué a él que me estrechó sin decir nada más apoyo la cabeza en su pecho mientras siguen fluyendo mis lágrimas. Creo que por más ridículo que suene necesitaba a alguien que me abrazara sin juzgarme por lo sucedido no podría haber encontrado a alguien mejor para esto.
—No estoy bien.
—Lo se.
Sollocé y me mordí el labio —¿Qué voy a hacer, Erik? Estoy hecha pedazos y no puedo volver a armarme.
—Shh... tranquila — dice y pasa su mano por mi cabello húmedo.
Cerré los ojos y me aferre a él con todas mis fuerzas —Por favor no me odies, soy una idiota por hacer lo que hice con él, nos diste a mí y a Sebastián la noche más hermosa de la vida y yo te lastime, no me lo dijiste, pero lo se. — Me di un golpe yo misma en la cara por idiota — soy lo peor del mundo.
Se separa un poco y sostiene mi cara entre sus manos —Ey, mírame, no vuelvas a decir eso. Eres la mejor persona del mundo, todos cometemos errores y eso no nos hace malos.
Solloce de nuevo —Pero es que yo me equivoco siempre, deje que me dañaran siendo niña y ahora de adulta también y nadie me va a querer jamás. A todos los di asco siempre, yo no sabía lo que estaba haciendo... solo quería que me quisiera.
—Escucha, sé que dices esto porque estas muy dolida y noto que sigues algo ebria, pero trata de recordar mis palabras — dice y limpia una lagrima que rueda por mi piel — yo te quiero, te he querido desde que te vi en la escuela y solo te tomo cinco minutos robarte mi atención.
—¿Seguirías queriéndome si sabes que me embarazo apropósito solo para amarrarme a el? — pregunte mirándolo a los ojos.
Se queda callado unos segundos y frota su dedo en mi mejilla adolorida —Te seguiría queriendo sin importar nada, no estas rota, solo estas fuera de servicio ahora.
Me hace reír y vuelvo a abrazarlo —Gracias por no odiarme.
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𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)
Teen Fiction𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨: ¿𝐀𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚𝐬 𝐯𝐞𝐳 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚𝐬 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐥𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐭𝐞 𝐝𝐚𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐫𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐧𝐨 𝐩𝐮�...