Capítulo 62

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Ryland:

—¿De qué hablas? — me pregunta preocupado.

De que tal vez en un futuro ese psicótico con el que salí venga a buscarme para joderme y tengo miedo de que te haga daño como en mi sueño.

El miedo y la imagen de su cuerpo en el suelo sin latidos aborda mi mente. Y me hacen llorar de nuevo. No sé si mi cuerpo empieza a temblar o sollozo muy fuerte porque siento los brazos de Erik rodeándome y colocando mi cabeza en el hueco de mi cuello.

—¿Qué sucede, amor? — pregunta y cierro los ojos — lo que sea que te pase puedes decirme, te ayudare.

—Tengo miedo... — solté en un susurro.

—¿De qué?

—De que te ocurra algo por mi culpa.

—¿Qué cosa podría pasarme?

Tome su mano y la aprete con fuerza — Estabas muerto... en mi sueño estabas... — solloce de nuevo y me pego más a el — estabas muerto.

—Esas son cosas que pasan, todos hemos soñado esas cosas alguna vez. Pero eso no significa que vaya a ocurrir.

—Es que... fue por mi culpa. Estabas tu y Sebastián, ahí, el bosque junto a la carretera y no pude hacer nada.

—Shh... — me abraza y me doy la vuelta para quedar frente a él, coloco mi cabeza en su pecho y su abrazo se vuelve más firme. —Estoy aquí, no dejare que nada malo les pase a ti o a Sebastián, lo juro.

—Por favor... no me dejes — dije en voz baja.

—No lo hare.

Y en verdad le creí, él podría decirme lo que sea en cualquier momento y yo le creería sin problemas. No sé cuánto tiempo pasamos así, pero levanté la vista y lo vi dormir, tiene los labios entreabiertos y suspira cada vez. Se ve demasiado lindo, como un ángel, uno bello, por cierto. La luna sigue ahí porque además de mi lampara de noche la luz que da se cuela por la ventana. Nunca le había tenido miedo a la noche, pero hoy, en este momento, sé a la perfección que no podría salir de aquí, ya no me siento segura y todo se lo debo a ese molesto fantasma. Cuando estaba con Richard tenía pesadillas también, constantemente pero nunca involucraban a Sebastián ni a él, pero esta vez se sintió real, aun puedo sentir en mis dedos la sangre de Erik. Jimmy nunca va a desaparecer y lo sé, y podía vivir con eso y creo que estoy un poco más tranquila porque Erik hizo lo que nunca hizo Richard, me calmo y se quedó conmigo hasta que me sintiera mejor, Richard solo me miraba molesto y me decía que no lo dejaba dormir. Pero, Erik no, él no es así.

¿Por qué tengo tanto miedo de estar con él? Estar con él es fácil, siempre podemos hablar de todo a todas horas o quedarnos en silencio es lo más cómodo del mundo.

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—¿Cómo has estado desde la pesadilla? —me pregunta por teléfono.

Edward está enfermo, pero en la última sesión le comenté sobre la pesadilla y el miedo de salir de noche, ahora no puedo hacerlo porque mi corazón empieza a palpitar como loco y el miedo y la preocupación empieza a invadirme. Solo puedo salir con Erik o Lassie.

—Voy algo mejor, aun no me siento cómoda al salir sola, pero espero superarlo pronto.

Un estornudo llena la línea y se disculpa —Lo siento, alergias, volviendo al tema, es un poco pronto, Ryland, tampoco te sientas mal. Apenas han pasado unas semanas, ¿has intentado los ejercicios que te dije?

—¿Para la ansiedad? — pregunté y comencé a sacar el sobre de té de mi taza.

—Si, pero también los otros, sal sola un par de minutos a tu jardín o algo cerca, no necesitas estar sola, puedes tener a tu novio, pero alejada de ti por si empiezas a tener un ataque de ansiedad.

𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora