Capítulo 57

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Me quedo recargada en la puerta mirando a la nada. A veces siento que Coleman no es tan malo, y luego recuerdo todo y se me pasa.

—¿Estás bien? — me pregunta Erik tomando por sorpresa.

Está de pie en el pasillo, descalzo mirándome preocupado. Asentí y caminé hasta él para tomarle ambas manos que están frías.

—No te preocupes por nada, todo está bien.

—No quiero meterme, ni molestarte, pero fue inevitable escuchar todo pues lo gritaban, pero la noticia de que se casó al poco tiempo, ¿te duele o algo así? — pregunta de una forma tímida como si empezara a dudar de algo.

—No, jamás me dolería eso, tal vez si no estuviera contigo feliz y estuviera sola puede que me doliera, pero estando donde estoy no me hace sentir nada de eso, solo tal vez algo de preocupación porque Sebastián es un niño pequeño y aún no traga muy bien lo de la separación en sí, claro tú le agradas, pero qué tal si no le agrada la esquelética de Diana.

Se ríe y pasa ambos brazos por mi cintura para atraerme hacía él, le rodeó el cuello con los brazos haciendo que nuestras caras estén casi juntas.

—Me gusta la sinceridad y sé qué todo fue muy rápido para ti entonces si tú en algún momento sientes que...

Le pongo un dedo en los labios para que se detenga de inmediato.

—No me siento atraída por alguien que no seas tú, me gustaste desde que te conocí, no pienses que dejaras de gustarme solo porque sí. Eres lo único que quiero ahora mismo a mi lado ¿entiendes?

Sonríe aún con mi dedo pegado y cuando lo aparto comienza a hablar.

—Mira quien es la cursilona ahora — se burla.

—Ay cállate, que tú no eres mejor que yo — me acerco para besarlo, toda la preocupación que sentía se desvaneció en cuanto estuve con él.

—Lamento si ahora este tipo no te deja en paz por lo que investigo, no pretendía darte más problemas de los que podrías tener.

—No te preocupes, yo sé quién eres y mi hijo también. Solo eso importa ahora.

Sonríe —Te quiero.

Eso me hace sentir bien y mi corazón late emocionado con sus palabras, hacía tiempo que nadie me decía eso en plan romántico.

—Yo también.

Me lleva por el pasillo de la mano, no sin antes fijarme si Sebastián seguía dormido que por suerte si lo está. La noche nunca fue algo que me gustara, pero con Erik aquí, se convierte en mi hora favorita. Nos desvelamos hablando de más tonterías, también un poco de su niñez, le hable de la mía igual, pero fue corto porque la mayoría de recuerdos son feos y no quería arruinar la atmosfera. En algún momento me abriré y le contare todo lo que no le dije a nadie, pero por ahora solo quiero estar así, feliz.

En cuanto la alarma sonó me giré al lado contrario de la ventana para que la luz del sol no me diera en la cara, pero choque con el fuerte brazo de Erik, pero no abrí los ojos solo sentí como la cama se movió un poco.

—Oye, creo que una alarma se pone con el propósito de despertar a una persona a una hora específica — me dice.

—Oye, creo que quieres que te pateé por pasarte de listo conmigo — solté pegando la cara contra la almohada.

No dice nada más y de pronto siento sus manos sobre mi espalda acariciándome de una manera muy agradable empiezo a disfrutar las sensaciones cuando siento movimiento y me besa el hombro desnudo haciendo que sonría.

𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora