Me levanté y tomé un poco de papel para secarme la cara en cuanto termine lo tiré al bote de basura, pero mire de reojo en el espejo mi cuerpo, camine de lado y se nota una cicatriz en mi espalda, la tengo desde el incidente con Jimmy de hace años, cuando me arrastro por la calle. Levante un poco el vestido y para verme los muslos están con una marca de sus labios.
Regrese mi mirada al espejo y me acerco para verme por suerte no tengo nada en el pecho, pero siento como si ahí hubiera algo.
— Rory, ¿estás bien? — pregunta afuera de la puerta.
— Sí, ya voy a salir — me alejé del reflejo y caminé hasta la puerta en cuanto la abrí pude ver la preocupación en su rostro.
— Vamos a tu cuarto para que te recuestes — dice y acepte.
Camine por el pasillo hasta entrar en mi habitación donde no espero nada y me dejo caer en el colchón. — ¿Puedes dejarme sola? — pregunte.
— Claro, me quedaré en la sala si necesitas algo me gritas — no dice nada más y desaparece por donde entramos.
Me senté en la orilla de la cama solo para quitarme el vestido y quedar desnuda de arriba, hace bastante calor, pero siento frío en todo el cuerpo me pongo de pie para buscar en la cómoda una camiseta para dormir.
Hoy se podría decir que ha sido divertido pero triste como la mayoría de los días sin él, antes de tirarme a la cama de nuevo tome mi libro para leer algo antes de dormir, me senté de nuevo para hojear el libro y una palabra me llamo la atención.
La última vez que te vi, traías sobre los hombros dos rocas pesadas y encarnadas, tu pecho ya no era multicolor y en las manos te colgaban setenta y cinco mentiras que yo inventé, que dije que promulgaste con la intención de quedarme otro ratito.
La última vez que te vi, que te vi de verdad, y eras aquel que amé, llegabas demorado y con premura; azorado caminabas sobre el pasto, incrédulo de tu suerte.
La última vez que te vi ya no volabas, más andabas con un aire extranjero. Me preguntaste quién era yo y mi respuesta no correspondía con la mujer que tú amabas.
Ya no importa, después de aquella vez te vi otras tantas, pero ya no igual, ya no como quien haya un oasis en el desierto.
Te vi desierto, deshabitado y extraviado.
No, después de esa última vez ya no te he vuelto a ver.
Yo no he vuelto a ver, pero aun así sé cómo te ves y eso no tienes ni idea de cómo me está matando Richard. Cerré los ojos deseando tener una señal en algún momento sobre si las cosas cambiaran.
***
Siento unas manos acariciar lentamente mis muslos, intente apartarme, pero los agarraron con fuerza. Tengo las piernas abiertas y el aliento de alguien choca con mi entrepierna. Abrí los ojos cuando sentí su lengua probarme.
—¿Richard? — murmuré y como pude levante la mirada. Una mata de pelo oscuro revuelto esta entre mis piernas y sé de inmediato que ese no es el.
Su lengua pasa lentamente saboreándome y arquee mi espalda. Es mi habitación, pero no sé quién es esta persona. Me muerdo el labio cuando siento como frota con su dedo contra mi hinchado clítoris.
Gemí y levanté mi pierna para darle más acceso lo que provocó que el hombre riera. Se que debería preocuparme, pero se siente bien y no quiero pensar en nada más. Su mano sube por mi vientre levantando la camiseta que traigo y se detiene hasta sentir mi seno, con su dedo roza uno de mis pezones y me roba un jadeo.
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𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)
Teen Fiction𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨: ¿𝐀𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚𝐬 𝐯𝐞𝐳 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚𝐬 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐥𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐭𝐞 𝐝𝐚𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐬 𝐫𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐧𝐨 𝐩𝐮�...