Capítulo 63

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No sé cuánto tiempo hable con Sebastián y le explique a detalle los animales, pero me preocupe cuando no vi que Erik volviera. Estoy en la cocina y termine de poner las palomitas en un plato grande porque tengo a Sebastián sentado en el sillón mirando Madagascar en la tele.

Me sacudí el cabello y voy a la sala a dejarle las palomitas a mi hijo.

—Aquí tienes — le digo y se las pongo entre las piernas, — iré a ver si Erik quiere unirse, no te muevas.

—Okey — dice sin preocuparse.

Asentí y entre al pasillo, la puerta del baño está abierta y veo un poco mojado el piso, se ducho, pero no volvió. Me dirigí al cuarto y ni siquiera tuve que tocar la perilla porque el abrió la puerta. Ambos nos sorprendimos, pero yo di un paso hacia atrás.

—¡Casi me matas de un susto! — solté y llevé una mano a mi pecho.

—Tú casi me matas a mí, ¿Qué estabas haciendo?

—Venía a buscarte, ¿estas bien?

Pone los ojos en blanco —¿No puedes decir otra cosa?

Me sorprende lo brusco que responde y lo nota —Bien, no volveré a preguntar, pero es obvio que algo te pasa.

Suspira y me aparta —Estoy bien, solo no es mi mejor día.

Auch, considerando que la mitad del día estuvo conmigo, no sé cómo no tomármelo personal.
—Bueno, eso lo entiendo — dije y se quedó de pie — ¿hay algo que pueda hacer o decir para que te sientas mejor?

—No hay nada que me haga sentir mejor y la verdad tus preguntas solo me irritan —dice como hace un segundo.

Fruncí el ceño, ¿pero que carajo? Estoy intentando ser linda como el conmigo y así me trata, ¿es que hoy es el día opuesto?

—Pues bien, no diré nada para que el genio no se moleste, ¿okey? — pase por su lado y toma mi mano.

—Mi hermana me ha llamado cien veces, quiere saber si quieres ir mañana a cenar a su casa para conocerla.

—Ya la conozco.

Pone los ojos en blanco —Para conocerse mucho mejor, se vieron por diez minutos hace cinco años.

Esa actitud, creo que ahora si estoy presenciando la verdadera personalidad de Erik, la que trata de ocultar todo el tiempo. Este si es el Erik al que puedo ver metido en problemas y haciendo toda clase de cosas malas.

—Pues, si a ti no te molesta un culo llevarme no tengo problema.

Frunce el ceño —¿Qué dijiste?

—Que si no te molesta un culo llevarme no tengo prob... — cierra los ojos y suspira.

—Si lo escuche, pero lo que quiero saber es por qué dices eso.

—¿Por qué te comportas así?

—¿Cómo que así? — dice.

—Como un cretino, intento saber si estas bien o si puedo ayudarte como tú a mí y sales con tus frases molestas o tus giros de ojos. ¿Acaso esperas que no me moleste?

Se encoge de hombros y me suelta —Ah, discúlpame por estar de mal humor, no sabía que eso te pondría de malas también. — Exclama.

—Escúchame bien, Erik. No me molesta que estes de mal humor porque eres un puto humano y tienes derecho, pero siempre me dices que hable sobre mis cosas para buscar una solución y desahogarte, pero tu no.

—No, no quiero hablar ahora, solo quiero ir ahí y estar con Sebastián.

—Si vas a girar los ojos y ser mal humorado con él es mejor que no vayas, ya tiene un padre que lo trata así y no necesita otro.

𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora