Capítulo 52

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***

—Sebastián quédate en la orilla.

—Él ya sabe nadar, ¿por qué no lo dejas irse a lo profundo? — me pregunta.

—Porque aun así pueden pasar accidentes.

—En todos lados pueden ocurrir accidentes — repone seguro.

Abrí los ojos y me acomodé los lentes en la cabeza para mirarlo.

—¿Andas muy positivo hoy verdad? — le pinche el brazo con un dedo.

Me sonríe alegre para acercarse a mi camastro para estar más juntos.

—No tengo motivos para no estar positivo, me va bien en el trabajo, estoy en un hotel bebiendo una Margarita como en un programa de chicas en televisión y a mi lado tengo a una sexy pelinegra que me está enloqueciendo — explica mirándome.

—Basta, no me mires así — le dije avergonzada tiene una forma de mirarme que me da gracia, pero es cómo si al hacerlo los demás supieran nuestras cosas

Se pega más hasta estar a solo centímetros de mi rostro mirándome coqueto.

—¿Por qué te sonrojas? Dime qué clase de sucio acto tienes en esa mente tuya

—Nada de lo que piensas, pervertido — le dije empujándolo para alejarlo, pero no lo logré.

—¿No te sientes mal por lo de anoche verdad? ¿Te sientes incómoda o algo? — me cuestiona y ahí está el Erik cariñoso.

—Te juro que no, solo me siento algo confundida por cómo actuar y eso.

Acerca su nariz a la mía y la roza haciéndome cosquillas –¿Cómo puedo ayudarte para que no te sientas confundida?

Lo rodee con un brazo por el cuello de la camisa.

—Creo que podría pensar mejor las cosas si me ayudas a que se me sacudan las ideas como anoche... ah no espera no fueron solo las ideas.

Se ríe — Tienes toda la razón no fueron solamente las ideas — bromea basándome dulcemente, pero lo separo.

—Espera, no podemos besarnos aquí ¿qué tal si llega a vernos Sebastián?

Me mira — Rory está jugando con un flotador de rebanada de kiwi del otro lado de la piscina. Créeme le importamos poco.

Me besa el cuello haciéndome reír por la forma tan rápida que lo hace, ahora puedo ver todo no hace falta ir al paraíso yo me siento en él. Aún tengo que hablar con él sobre que pasara, pero hay ciertas cosas que tengo claras y ayudan.

Mi celular suena a mi lado e intento ignorarlo, pero para ser que suena mucho más fuerte.

— Voy a contestar, ¿de acuerdo? — asiente y se quita de encima de mí.

— ¿Cuándo vas a traer a mi hijo a su casa? — me pregunta una voz bastante molesta.

Vaya forma de arruinar una mañana tan buena.

— Coleman déjame preguntarlo con toda la franqueza del mundo, ¿no tienes nada mejor que hacer que molestarme?

Escucho como gruñe — No te molesto, solo quiero ver a mi hijo.

— Lo verás el próximo fin de semana.

— Quiero hablar con él — exige.

Pongo los ojos en blanco, pero asiento con la cabeza — ¡Sebastián! ¡ven aquí! — veo su cabeza salir del agua

— ¡Voy! — nada lo más rápido a la orilla y sube los escalones deprisa.

— Ten cuidado puedes resbalarte — le dije, pero se apresuró para llegar hasta a mi — tu papá está al teléfono dice que quiere hablar contigo.

𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑫𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝒁𝒐𝒓𝒓𝒂 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora