Eric no llegó a la cena, lo que me preocupó considerando que habíamos hablado por la mañana y me había asegurado de que vendría. yo entendía que no quisiera venir, lo entendía, pero hasta bromeó con eso de que se afeitaría para la ocasión, Eric no solía afeitarse muy a menudo, vamos. Eric siempre había amado su cabello, en serio tenía una obsesión insana por él. Admitía que su barba ligeramente más pelirroja que su cabello rubio oscuro cobrizo le quedaba bien a su manera, vamos, iba perfecto con esa aura de tipo pacifista que siempre cargaba. Dios, que Eric se veía un poco menos como el Jesús drogado de la adolescencia, pero seguía teniendo ese no sé qué relajado que ayudaba a que te sintieras cómodo en su presencia. Supongo que algo de toda su mierda de loquero contribuía a eso.
Habíamos terminado de cenar en casa de Mónica y durante la "sobremesa" mientras Romeo contaba con pericia detalles de los sitios que visitamos y entregaba los recuerdos conseguí escaparme al balcón para intentar comunicarme con Eric ¿Y si le había pasado algo? Me pregunté. Eric no solía desaparecer de esa forma.
Me llevé el teléfono a la oreja y esperé mientras observaba los ladrillos rojos de la pared, misma que había sido testigo de nuestra última discusión con Romeo. Me removí ligeramente incómodo, yo no debería sentirme incómodo por llamar a mi mejor amigo para checarlo, pero me sentía como un niño haciendo algo incorrecto, me sentía culpable de querer escuchar su voz pausada y sedosa al otro lado de la línea, ¿ no estaba haciendo nada malo, no? No era como si estuviera engañando de alguna forma a Romeo al esconderme para llamar a Eric.
Yo sabía que si realmente no hubieraa nada malo en llamar a Eric yo no me hubiera escondido de Romeo para hacerlo, ni me hubiera sentido tan culpable, pero yo lo hacia. Sabía el por que, claro que lo hacía.
Aunque en ese momento me obligué a mi mismo a ignorar a esa pequeña parte de mi cabecita que intentaba explicarme el por que de que todo me resultara tan... confuso. Yo era un experto ignorando lo que no quería ver.
Como un verdadero profesional mintiéndome a mi mismo. A veces ayudaba, otras solo hacía que que me sintiera más idiota.
En ese momento yo estaba siendo idiota.
Miré con fastidio el teléfono, y encendí un malboro, era la cuarta vez que me enviaba al contestador. Me fijé en la hora, habían pasado cerca de 15 minutos de que abandoné la mesa. Si no volvía, Romeo se levantaría a buscarme y no quería que me encuentre acosando a Eric por llamadas. Dudaba que le sentara bien y nosotros realmente como que estábamos en una luna de mil luego de nuestra última discusión en el hotel. Yo no quería arruinarlo con él, en serio.
Yo solo...
Yo no sabía muy bien que quería. Eso estaba bastante claro.
Suspiré y al final le dejé un mensaje diciéndole que pasaría a almorzar con él. Me deshice de las colillas y me fui al baño que quedaba al final del pasillo para hacerme con el cepillos de dientes descartable que sabía Mónica siempre tenía para las visitas. Yo sabia que a mamá le molestaba que fumara, no quería que me sintiera el aliento.
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Lo peor de mi (Gay+18)
Teen FictionHan pasado varios años desde que Jed y sus amigos dejaron sus años de adolescencia. Cansado de un matrimonio destinado al fracaso, Jed Jones decide apuntarse en clase de Kick boxing para evitar pasar tiempo en casa, lo que no espera es que el ins...