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-¿Tenías que ser tan malo con ellos?-Me preguntó Eric en el almuerzo, nunca le había gustado tener residentes a cargo, pero como sea, siempre molestaba con que no tenía que ser tan duro con ellos

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-¿Tenías que ser tan malo con ellos?-Me preguntó Eric en el almuerzo, nunca le había gustado tener residentes a cargo, pero como sea, siempre molestaba con que no tenía que ser tan duro con ellos.

Eric, era demasiado comprensivo, cuando digo demasiado, lo digo en serio, ya saben, fastidiaba un poco cuando tenías a alguien tan amable cerca, como que querías gritarle ¡Ya hombre, actúa normal! al menos ya no vestía de blanco todo el día como cuando éramos adolescentes, pero seguía siendo siempre tan afable con todo el mundo, siempre sonriendo a las personas que le hablaban. Era probable que si pasaba un vagabundo a pedirle su rolex, se lo diera. Digo, debía haber algo mal con él para ser tan generoso.

Creo que toda la droga de su adolescencia le fritó un poco el cerebro.

-No dejaré que maten a alguien por ser blando con ellos-Dije distraídamente mientras veía un mensaje de Romeo. Me había pedido disculpas por las cosas que dijo por la mañana.

-¿Y no se supone que para eso debas enseñarles?

-Les enseño.

-¿A aguantarse a un cabrón?

-Aprender a aguantar la presión es bueno. Lo sabes. - Guardé el móvil y volví mis ojos a Eric.

-El exceso de estrés también es malo. Un día harás que uno explote y se vaya contra ti o a lo mejor los de arriba se cansen de tu culo arrogante y te echan.

-No pasará. Primero soy el Dr. con mejores métricas y en segundo lugar tu no dejarías que eso pase.

Eric rodó los ojos pero me regaló una de sus sonrisas de medio lado.

-No compré el 60% del hospital para que tu pudieras torturar residentes.

-Claro que sí, si te pidiera la luna tu me la comprarías y la envolverías en celofán. No te hagas el chico duro conmigo Eric-Le di una pataditas juguetona a modo de broma. Eric soltó un bufido pero no negó mis palabras y los siguientes 15 minutos nos dedicamos a degustar la variedad de piezas de sushi que nos habían servido.

-¿Entonces le dijiste que sí?

-¿A que? -Pregunté concentrándome en cual me llevaría a la boca, estaba lleno, vamos, mi estómago reventaría pero... una pieza más no se le niega a nadie ¿no? Qué aquel había sido un festín de sabores y si había algo que me conquistaba era que me dieran de comer, por algo mi novio era un cocinero italiano, eso decía bastante de mi buen apetito.

-La boda - Me recordó Eric. Auch, sí eso - ¿ La propuesta de matrimonio? ¿Romeo siendo Troy Bolton en la puerta de la clínica?

Okey, debía darle una respuesta eso, aunque no era exactamente a Eric a quien debía dársela. Desvié la vista y me concentré en una pequeña cascada que decoraba el ambiente amenizándolo con el suave ruido del agua, ese día me había llevado a comer a un restaurante chino bastante elegante.

Lo peor de mi (Gay+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora