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Topal

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Topal

Yo me había quedado un poco confundido, necesitaba de Cass y su manera bruta de aclararme las cosas. Incluso si era incómodo a veces, mi compañero no se iba con vueltas. si yo le explicaba los detalles de la situación el seguro tendría una respuesta clara a por que me había empalmado esa tarde.
yo necesitaba con urgencia una charla esclarecedora, cass tenía turno hasta medianoche, faltaba poco más de hora y media de que terminara mi propia ronda, así que fui a la cafetería y me quedé a esperarlo por un rato dando vueltas por el hospital en cuanto terminé.

De hecho estaba escondiéndome entre los suministros para que no me vieran cuando la puerta se abrió de golpe y dos personas entraron. Iban discutiendo y empujándose, uno era Jones, sin el ambo azul del uniforme tardé un poco en reconocerlo, pero era él, sin duda, iba agitado y el otro hombre también parecía que llevaban rato discutiendo.

-Lo siento.Lo siento. Lo siento muchísimo. Estoy seguro de que...-Iba diciendo Hitler con sus manos alzadas en rendición mientras el otro lo sujetaba por los antebrazos.

-no me digas la mierda de que hicieron todo lo que pudieron. ya lo he escuchado, de todos los malditos otros doctores. -Le gritó sacudiéndolo y la cabeza de jones golpeó contra la pared.

Yo di un paso fuera de mi escondite para intervenir pero los ojos de Hitler me encontraron con una mirada amenazante que me mandó a callar.

-Romeo.-Dijo despacio y entonces reconocí a su esposo ¿Pero que demonios? Cierto, yo los había visto pelear antes.

-Callate, Jed. Maldita sea ¡Cállate! Te dije que te necesitaba y tu.. tu estabas escondido en el garaje fumando.

-lo siento, realmente lo hago.-Insistió intentando tomarlo del rostro para que lo viera a la cara-Romeo, escúchame, cuando llegó ya era demasiado tarde. No hubiera cambiado nada que yo estuviera aquí. Yo en serio iba a ir a buscarte yo solo necesitaba aclararme...

-Dios, tu siempre necesitas aclararte, siempre es sobre ti, no eres el maldito centro del universo, yo te necesitaba. Una sola vez. Una maldita vez, una maldita vez en tu vida te necesitaba. Pero tu "tenías que aclararte" y yo tuve que decírselo a tia Sue, yo solo, maldita sea, te pedí que estuvieras conmigo, solo tenías que estar conmigo- Le dijo el hombre antes de soltarlo y volver a salir del cuarto tan furioso como había entrado.

¿Qué demonios había pasado?

Hitler cerró los ojos y golpeó su nuca contra la pared antes de dejarse caer hasta quedar sentado con sus piernas encogidas en el suelo.

-Carajo-Dijo en un susurro. Y luego añadió en un tono mas audible-¡carajo! ¡carajo! ¡carajo!

Hitler comenzó a abofetearse a si mismo mientras sus piernas se sacudían como si quisiera zapatear .

Jesus, definitivamente estaba en pleno brote histérico yo me quedé a cuadros. Es decir, Hitler viéndose tan vulnerable y fuera de si, era extraño. Hacía apenas hora lo había visto conservar la calma mientras un tipo se desangraba en sus manos.

-Dr. Jones.-Dije no muy seguro de si se había olvidado de mí. Me acerqué y agarré sus manos para que dejara de golpearse a sí mismo. Se había dejado las mejillas rojas. Yo no sabía cómo iba a tomarlo pero lo que menos esperaba era que enredara sus dedos en los mios aferrándose a mi mano. Yo no entendía que estaba pasando pero era grave, lo supe por la forma en la que se apoyó en mi hombro los siguientes minutos escondiendo su rostro de mi mientras calmaba su respiración. Hasta que pasó de unos convulsos estertores a una respiración mas calmada que apenas si podía sentir su aliento en mi piel. Se quedó así unos buenos minutos, completamente rígido, vamos, que si no hubiera mantenido apretando mis dedos entre los suyos como si de ello dependiera su vida yo hubiera jurado que se había dormido o algo.

Entonces se levantó de golpe y se puso de pie. La mandíbula apretada mientras sacudía su ropa.

-¿se encuentra bien?-consulté dudoso.

Jones desvió sus ojos hasta mi en una mirada mezquina. -¿me veo como si estuviera bien? Jesús Gabriel, estoy de puta madre.

-lo siento--dije. Jones apretó sus ojos y suspiró.

-¿por qué? ¿Tú recibiste a Antonio D'Angelo? ¿Hiciste algo para que se muriera?

-¿qué? No.-Me apresuré a negar. Yo ni siquiera estaba de guardia.

-Entonces no lo sientas.La gente muere todos los malditos dias. tu no tienes nada que ver. Jesus--Jones parecía estúpidamente molesto conmigo y yo no había hecho nada. Ni siquiera terminaba de entender qué le pasaba-Reserva tu empatía para otro. Tu nisiquiera sabes por lo que estoy pasando. Tu esposo no te atrapó fumando en un garaje después de que te enteraras de que su tío había muerto. Tu no tienes que ir a consolar a la viejecita que fue toda la jodida infancia como una abuela bien intencionada que te llenaba de comida cada vez que te veía. Tu esposo no te odia, ¡Tu no le fallaste a cada persona que quieres así que no me digas que lo sientes por mi!-me gritó.

Cerré la boca. Jones lucía agitado, su pecho elevándose y descendiendo como si aquel arranque de ira le hubiera costado gran parte de su entereza. Lo observé no seguro de que responder a eso, él seguía viéndome como si esperara que le dijera algo. Casi me sentí tentado de disculparme de nuevo. Me mordí los labios un momento

-¿okey?

-maldita sea. Olvídalo. -dijo saliendo del cuarto con un portazo.

Me quedé observando su espalda al irse. Yo no entendía a ese hombre.

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Fin de las actualizaciones por aquí. Los amodoro ❤

Lo peor de mi (Gay+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora