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Él turno terminó mucho antes de que yo me diera cuenta, había sido una noche tranquila

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Él turno terminó mucho antes de que yo me diera cuenta, había sido una noche tranquila. Lo que había sido alarmantemente bueno para los pacientes y malo para mi que había ido para distraerme. Apenas si había conseguido entablar un par de conversaciones aburridas con algunos de nuestros viajeros frecuentes.

De hecho no me sorprendí del todo al ver a Erl.

Erl era un vagabundo que solía venir a dormir en el hospital cuando se quedaban sin lugar en el hogar provisional que alojaba a sin techos a unas 20 cuadras del st. Patrik. en el lado sur de la ciudad, era un mal sitio para caer, había un hospital publico allí, pero desde que yo no trabajaba allí ,en el barrio sur, el solía caminar hasta aquí, para que le compartiera un cigarrillo y le dejara refugiarse del frio. Digo, yo antes tomaba guardias allí, una o dos veces por semana y cuando lo echaban por falta de espacio solía dejarlo que se quedara en emergencia.

Erl no era un mal tipo, solo un tipo negro con mala suerte en un mundo de mierda.

De hecho yo estaba pensado en tomar guardias allí en estos días, para entretenerme, el dinero extra tampoco era mala idea,tal vez necesitaran personal, antes de casarme lo hacía. Digo, a Romeo no le gustaba que yo anduviera por la zona más peligrosa de Chicago por un sueldo que no valía el riesgo. No voy a decir que extrañara realmente el ambiente calamitoso del hospital del barrio sur, pero ahora que Romeo no estaba en casa... ¿Yo podía hacer lo que me viniera en ganas, no?

Es decir, él tenía su punto, lo había aceptado porque bueno, era tierno que me cuidara. Yo se lo concedía, pero el que Erl hubiera caminado 20 cuadras descalzo en el frío me hacía pensar en lo mal que lo debían estar pasando allí.

La temporada invernal siempre venía con aumento en las tasas de bronquiolitis, allí había muchos niños últimamente en la guardia y poco personal. Erl me lo comentó mientras compartíamos el tiempo de fumar un cigarrillo en el patio. Después de eso le conseguí un par de botas del ropero del hospital, había sido una iniciativa jodidamente buena, mucha gente se había acercado a donar ropa para la gente como Erl. El invierno en Chicago era una cosa de mierda, la gente de chicago sorprendentemente no tanto.

Después de intercambiar un par de palabras lo dejé con su ropa nueva en el pasillo cubierto que daba al patio para que se refugie del frío y volví a la sala de emergencias.

En cuanto amaneció Erl, se fue a despedirse de mi dejando sus botas para alguien que las necesitara más, a pesar de mis protestas de que acabaría con los dedos congelado, su astuta respuesta fue que si pasaba eso entonces tendría una excusa para venir a dormir aquí adentro, en una cama. Yo no supe si matarlo o sentir pena por él. Al final conseguí que aceptara un par de tenis viejos.

Yo me estaba preparando para irme a casa bajo la amenazante mirada de Sandy que Ni corta, ni perezosa, había vuelto a recordarme la cosa de topal, cuando el chico apareció frente a nosotros.

Sandy me codeó como una adolescente y yo rodeé los ojos viendo como Gabriel nos ignoraba concienzudamente. Parecía molesto. Sandy se retiró discretamente para darnos tiempo a solas y pensé en acercarme a agradecerle por lo de anoche pero antes de que lo consiguiera el había tomado su bolso y me había ignorado, pasando de mi. Okey...

Lo peor de mi (Gay+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora