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Que tu pareja te haga elegir entre tu perro y él debería estar entre los 10 sacrilegios más grandes de un matrimonio

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Que tu pareja te haga elegir entre tu perro y él debería estar entre los 10 sacrilegios más grandes de un matrimonio.

Vamos, en el contrato matrimonial deberían de poner una clausula que diga: No te meterás  con la mascota de tu pareja y luego si amarlo y respetarlo en la salud y bla bla bla....

Las cosas con Romeo y Eddy tocaron fondo luego de que mi odiosa suegra decidiera pasarse por nuestro departamento, no sé si es cosa de que las madres te envalentonan o que diablos. Pero después de que la bruja  se fue Romeo me puso en la absurda disyuntiva de elegir entre el y el pichichu.

Y no se trataba de Eddy, el asunto había adquirido un cariz que iba mucho más de si el perro le mordía o no los zapatos. Romeo QUERÍA que lo eligiera. Me estaba probando.  Había dicho que yo no daba una mierda por él y que si tanto quería a Eddy me casara con él. Romeo  últimamente parecía  estar probándome todo el tiempo.

Y nunca fui alguien especialmente paciente, vamos.

Juro que estaba dispuesto a mandarlo a Italia de vuelta. Lo juro, pero cuando lo vi hacer sus maletas me lanzó esa mirada dolida de sus ojos de cachorro y sus palabras me rompieron.

—Dos veces Jed—Me dijo.—te presenté a mis padres. Los hice venir desde Italia y tu Dos veces me hiciste dejarlo todo para darme la patada. Me humillaste frente a toda mi familia.

Y otra  vez entramos en ese círculo vicioso de sacarnos cosas en cara.

—No te di la patada, tu estabas metiéndole los cuernos a tu prometido conmigo. ¡estabas prometido cuando fuiste detrás de mi!

Romeo dio dos pasos en mi dirección arrinconándome contra la puerta. Romeo tenía  esa jodida costumbre de invadir mi espacio personal, que era sexy vamos, pero cuando peleábamos perdía el toque sensual para volverse un poco intimidante. Romeo siempre necesitaba estar SOBRE mi. Era esa cosa italiana suya, era caliente sí, ese fuego ligeramente beligerante, era un tano de personalidad fuerte. Vamos. Fuego colándose por mis venas hasta mi polla. Hacia que ardiera de pies a cabeza con solo poner sus ojos sobre mi. Pero tenía sus pros y contras,  no solo era caliente en la cama. También lo era fuera de ella y parecía que todo en mi hacía que perdiera los estribos. Por ese lado creo que era un poco recíproco. Ya saben lo que dicen, los opuestos se atraen, y vaya que si, el magnetismo entre ambos era innegable. Quitando eso, éramos agua y aceite.

—No, Amore, yo no soy el villano aquí, tu dices que lo soy, la gente te cree y yo bajo la cabeza y dejo que tu familia me pique porque te amo, porque yo si doy todo por ti, te amo tanto amore que sedo, cada vez sedo, pero yo no te mentí. Yo si te elegí. Yo siempre te  elijo. Pero tu no.  Tu siempre estás demasiado ocupado en ti para ver por otro,  tu me negaste, ¿te olvidas de eso? Porque yo no. Yo había cortado con Pietro y tu solo me botaste ¿Qué esperaba que hiciera? Volví a casa y él me esperaba con los brazos abiertos cuando para ti yo ni siquiera existía.

Lo peor de mi (Gay+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora