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Joder

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Joder.  Últimas 48 hs como hombre soltero.

Volví a balancearme hacia adelante. Gimiendo mientras apretaba mis manos,  una  en los hombros de Romeo para mantener el equilibrio la otra en mi polla. Las manos de Romeo en mi cintura me ayudaban a moverme sobre él mientras me llenaba. Tan...

Me corrí con un grito, mi cuerpo se estremeció  y me dejé caer sobre él disfrutando de los espasmos del orgasmo que abandonaba  mi cuerpo.

Con los ojos aun  cerrados dejé que Romeo nos hiciera rodar a ambos sobre la cama , mis piernas flanquearon medio muertas a los lados de él mientras tomaba el control. Su boca sobre mi piel besó mis pezones mientras  me estremecía debajo de él recibiendo sus estocada finales hasta que ambos estuvimos satisfechos.

—Buon giorno—me saludó.

Abrí los ojos por primera vez en el día recibiendo de recompensa la sonrisa de pasta de dientes de Romeo. Me miraba con sus ojos achinados, su cabello revuelto del reciente despertar y aun un poco acalorado por el orgasmo.

Me reí,  no sé porque lo hice, solo me reí saben, como que sentía algo cálido en el pecho cuando estábamos así. Solo así.

La compatibilidad entre nuestros cuerpos era absoluta. No había duda alguna de ello.

Me dejó un beso en los labios y apoyó sus brazos a los lados de mi cuerpo para salir de mi pero lo retuve apretando mis rodillas a los lados de su cintura.

—Aun me quedan 5 minutos. —Le dije viendo el reloj en mi mesita. —Quédate un momento más así. Solo...

Romeo no necesitó que terminara de explicarme,  se acomodó sobre mi dejando que su peso me aplastara, se sentía tan bien entre su cuerpo caliente y el colchón,  me contorné inconscientemente apretándome a su cuerpo mientras él me regaba la piel de besos holgazanes.

—El tiempo que quieras, amore—Me dijo. Y sip, para mi el tiempo podría haber sido para siempre en es ese momento. En ese segundo en el que solo estábamos nosotros yo lo amaba, y él  me amaba de vuelta, dos idiotas creyendo en un final feliz. Creyendo que todo iba a salir bien y entonces sonó la alarma.

—Ahora sí, muévete. —Me quejé seguro de que lo haría rodar los ojos.

Lo hizo.

Romeo gruñó medio en broma y rodó a un costado para dejarme sitio.

—Último día como Dr. Jones—Me dijo tranquilo viéndome desde la cama mientras me ponía de pie y buscaba algo de ropa para ducharme. Le sonreí como respuesta, habíamos llegado al acuerdo de combinar nuestros apellidos.

Que ni yo quería dejar el mío, ni él el suyo.

"Jones D'Angelo" sonaba mejor que "D'Angelo Jones" así que después de un largo análisis decidimos adoptar ese orden de apellido.

Lo peor de mi (Gay+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora