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—Por favor Gabriel, dime que también lo quieres o salte de mi cabeza—Le pedí

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—Por favor Gabriel, dime que también lo quieres o salte de mi cabeza—Le pedí.

Gabriel abrió su boca, sus jodidos y rosados labios de sandías parecían no muy seguros de qué decir. Me pregunté si lo estaba asustando, el chico estaba claramente confundido como la mierda, y yo quise reírme. Dios, yo era impulsivo y terminante, no sabía andarme con sutilezas, si decidía algo solo me mandaba. Tomaba decisiones rápidas, sobre la marcha, eso me hacía bueno en emergencias y un idiota en la vida.

 Si yo me parara a reflexionar por horas, mis pacientes morirían en momentos críticos. Si yo me parara a reflexionar solo medio segundo antes de tomar una decisión impulsiva, mi vida hubiera sido un jodido paraíso.  yo podía tener reacciones explosivas y para la vida el exceso de autoconfianza podía arrastrarte por la mierda.

 Gabriel parecía dudar a cada paso que daba, era normal si pensábamos que era un niño apenas formándose en la vida 

—Tal vez, mejor no.—Respondí por él. 

Yo no quería presionarlo, parecía un maldito buen niño y yo tenía una larga lista de fracasos detrás como para estar bastante seguro que iba a arruinarlo.

es decir, yo en serio lo necesitaba, sacar a Gabriel fuera de mi sistema, apenas verlo por la mañana había sentido esa imperiosa necesidad de arrastrarlo a un jodido cuarto conmigo y rascarme la picazón de una vez y volver a poner distancia profesional.

Yo tenía bastante con Romeo Jodiendo mi cabeza en casa, no necesitaba a Gabriel haciéndolo en el trabajo. 

 Harley apareciendo como un fantasma de mi pasado tampoco ayudaba. Harley era un maldito error de esos que quieres olvidar pero regresan una y otra maldita vez a tu vida a recordarte las estupideces que hiciste. 

Yo realmente no quería seguir haciendo estupideces en mi vida. Yo era el mayor allí, yo sabía que intentar llevarme a Gabriel a la cama era una de las cosas más estúpidas que podía hacer. Pero eran esas cosas estúpidas que hacía, como meterse siempre en donde no lo llamaban, su actitud sobreprotectora y...joder, era como un maldito oso de peluche gigante y acogedor. Intentar ser duro con él era como intentar patear a un cachorro gigante de labrador moviendo su cola para ti.

volví a apoyar mi mejilla en su pecho sintiendo el dup-lup, acelerado de su corazón. yo no quería joder al niño, es decir yo quería joderlo, pero no en el mal sentido, mi problema era que tenía un buen historial arruinándolo. Yo tal vez debía dejarlo en paz con su confusión y no aprovecharme de eso. Si realmente era Gay, Bi o lo que sea que necesitara para etiquetarse a sí mismo podía buscar a alguien menos tendiente al conflicto para explorarlo. yo era una mala opción para él, yo lo sabía, pero...

—yo quiero.—Dijo, alcé mi vista de nuevo y no pude resistirme a hacer puntitas para besarlo de nuevo, no podía cuando él me lo estaba pidiendo a gritos en ese momento, dios, su cara era tan malditamente fácil de leer.  Jesús era la persona más transparente que yo había conocido en mi vida. Incluso si intentaba disimularlo, yo podía ver cada jodido engranaje de su cerebro corriendo.

Lo peor de mi (Gay+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora